Ciudad del Vaticano, 13 de septiembre de 2015 (Vis).-El camino de los que siguen a Jesús no lleva a la gloria pasajera pero desemboca en la libertad auténtica, explicó el Papa a los miles de fieles reunidos esta mañana en la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus junto a él.
Francisco comentó el evangelio de hoy que narra cuando Jesús, en camino hacia Cesarea pregunta a los discípulos acerca de lo que dice la gente de su persona, porque aunque lo consideraban un enviado de Dios, no lo veían aún como el Mesías. Así los apóstoles responden que unos dicen que Elías, otros Juan Bautista revivido u otro profeta. Entonces, Cristo dice a sus discípulos: “¿Y vostros quién decís que soy ?” .
''He aquí la pregunta más importante, con la que Jesús se dirige directamente a aquellos que lo han seguido, para verificar su fe -dijo el Santo Padre- Pedro, en nombre de todos, exclama sin ambages: “Tú eres el Cristo”. Y Jesús, conmovido por esa fe reconoce que es ''fruto ... de una gracia especial de Dios Padre y revela abiertamente a los discípulos lo que le espera en Jerusalén, es decir que “el Hijo del hombre deberá sufrir mucho… ser condenado a muerte y resucitar después de tres días”. Pero al escuchar esas palabras, el apóstol que acaba de profesar su fe en Jesús como Mesías, se escandaliza y , en un aparte, lo reprende. Jesús reacciona con gran severidad diciéndole: ¡Retírate, vete de mí, Satanás!... Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres''.
''Jesús se da cuenta de que en Pedro, como en los demás discípulos – ¡y también en cada uno de nosotros! – a la gracia del Padre se opone la tentación del Maligno, que quiere apartarnos de la voluntad de Dios -observó el Papa- Anunciando que deberá sufrir y ser condenado a muerte para resucitar después, Jesús quiere que cuantos le siguen entiendan que es un Mesías humilde y servidor. Es el Siervo obediente a la palabra y a la voluntad del Padre, hasta el sacrificio completo de su vida. Por esto, dirigiéndose a toda la muchedumbre, declara que aquel que quiera ser su discípulo debe aceptar ser siervo, como Él se hizo siervo, y advierte: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”.
''Seguir a Jesús significa cargar con la propia cruz – todos la tenemos… – para acompañarlo en su camino; un camino incómodo que no es el del éxito, el de la gloria pasajera, sino el que conduce a la verdadera libertad, la que nos libera del egoísmo y del pecado. Consiste en rechazar abiertamente esa mentalidad mundana que pone el propio “yo” y los propios intereses en el centro de la existencia...En cambio Jesús nos invita a perder nuestra vida por Él, por el Evangelio, para recibirla renovada, realizada, y auténtica. Estamos seguros, gracias a Jesús, de que este camino conduce, al final, a la resurrección, a la vida plena y definitiva con Dios. La decisión de seguir a nuestro Maestro y Señor que se hizo Siervo de todos, exige caminar detrás de Él y escucharlo atentamente en su Palabra -dijo Francisco reiterando a los presentes si invitación a leer todos los días un un pasaje del Evangelio – y en los Sacramentos''.
Por último se dirigió a los jóvenes que estaban en la Plaza: ''Sólo os pregunto: ¿Habéis sentido las ganas de seguir a Jesús más de cerca? Pensad. Rezad. Y dejad que el Señor os hable''.
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