julio 2017

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(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 31 Jul. 2017) .- El Papa Francisco envió hoy un mensaje en su cuenta Twitter, en el día en que la Iglesia recuerda a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús: “Como San Ignacio de Loyola, dejémonos conquistar por el Señor Jesús y guiados por Él, nos coloquémonos al servicio del prójimo”.

Siempre hoy, el venezolano Arturo Sosa, prepósito general de la orden religiosa, en una entrevista a Radio Vaticano habló de los dos grandes desafíos de la Compañía de Jesús:

“Me gustaría sintetizar los desafíos de la Compañía en dos grupos. El primero es cómo podemos entender nuestra mejor contribución a la misión de reconciliación de la Iglesia”. Añade que “la contribución tiene un fundamento y el fundamento es la fe. Por lo tanto, el primer desafío es discernir dónde Dios trabaja en este momento de la historia humana y cómo lo hace, para ser sus instrumentos y para colaborar con lo que Él hace”.

El P. Arturo Sosa afirma que hay que mirar a los crucifijos del mundo de hoy, marcado por la desigualdad y la pobreza. “Sin justicia social, la reconciliación no es posible”, afirma, añadiendo que hay que entender las causas de la injusticia y pensar en modelos alternativos de convivencia humana. “El desafío que tenemos ante nosotros es buscar reconciliar estos proceso, para garantizar a las futuras generaciones una vida mejor de la que tenemos hoy en medio de la desigualdad y la pobreza”.

El segundo gran grupo de desafíos identificado por el Prepósito es adaptar la Compañía de Jesús a los tiempos actuales, “poner a la Compañía en condiciones de ofrecer una colaboración más eficaz a estos desafíos”. Para el sacerdote venezolano, esto comienza con la conversión personal, con la conversión de la vida comunitaria y la más difícil, la conversión institucional.

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VATICANO, 31 Jul. 17 (ACI).-
El Papa Francisco visitó este 31 de julio la Casa General de la Compañía de Jesús en Roma con ocasión de la Fiesta de San Ignacio de Loyola, a quien también recordó en su cuenta de Twitter.

@Pontifex_es visita a los jesuitas de la Curia Romana para celebrar la fiesta de San Ignacio de Loyola. pic.twitter.com/kTBecfMXxY

— Jesuitas Paraguay (@Jesuitaspy) 31 de julio de 2017

Francisco, quien es el primer Papa jesuita, llegó a la hora del almuerzo y fue recibido por el Superior General, P. Arturo Sosa.

Desde que fue elegido Pontífice, el Santo Padre festeja a San Ignacio de Loyola con sus hermanos jesuitas. En el pasado ha celebrado la Misa en honor al fundador de la Compañía en la iglesia de Jesús.

Asimismo, a través de su cuenta de Twitter @Pontifex, el Papa Francisco recordó al fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola.

Como san Ignacio de Loyola, dejemos que el Señor Jesús nos conquiste y, guiados por Él, pongámonos al servicio del prójimo.

— Papa Francisco (@Pontifex_es) 31 de julio de 2017

“Como San Ignacio de Loyola, dejemos que el Señor Jesús nos conquiste y, guiados por Él, pongámonos al servicio del prójimo”, expresó Francisco, quien siguió su vocación al sacerdocio a través de la Compañía de Jesús.

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— ACI Prensa (@aciprensa) 31 de julio de 2017


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(RV).- Las votaciones a la Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela impulsada por el presidente Nicolás Maduro, el domingo 30 de julio, estuvieron envueltas por una oleada de violencia que dejó al menos 13 muertos. Una cifra que se suma a un total aproximado de 120 muertes contabilizadas desde el pasado mes de abril.

Según las últimas informaciones publicadas por la Fiscalía del país, entre las víctimas mortales se encontraban dos menores, un militar y uno de los candidatos a la Asamblea: el abogado José Félix Pineda, quien fue abatido en su domicilio durante la víspera de la votación. Militares y policías se enfrentaron en una "batalla campal" en Caracas y otros puntos geográficos, a base de bombas lacrimógenas, perdigones, piedras y cócteles molotov, que en algunas zonas fueron mortales.

Tras conocerse públicamente los resultados de las votaciones, el Gobierno cifra la participación ciudadana en un 41,43% , es decir más de 8 millones de venezolanos; mientras que la oposición habla de una participación del 12%, lo que asciende a una cifra de poco más de 2 millones de ciudadanos.

En un discurso a sus seguidores al finalizar la votación, el Presidente Maduro continuó manteniendo su postura en contra de los medios de comunicación a los cuales acusa ​​de llevar a cabo “campañas contra su gobierno” y preanunció la apertura de una investigación a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones. La misma actitud ha matenido el dirigente frente a varias figuras de la oposición.

A pesar de estas declaraciones de Maduro, la cantidad de muertes y heridos revela la grave situación de inseguridad e inestabilidad que atraviesa el país. Sucesivamente, los principales países de América Latina, así como Estados Unidos y España, han condenado en las últimas horas la Asamblea Nacional Constituyente surgida de estas elecciones, por considerar que es fruto de "un proceso fraudulento". Argentina, Colombia, México, Perú y Panamá son otras de las naciones que tampoco reconocen estos resultados. 

Asimismo, el presidente del Parlamento europeo Antonio Tajani, ha afirmado que la represión chapista ha alcanzado con este acto, niveles impensables. “La comunidad internacional no puede permanecer en silencio ante semejante número de muertes en Venezuela. Por ello, ahora es necesario llevar a cabo nuevas elecciones democráticas ahora”, concluyó Tajani.

Por su parte, el Secretario de Estado Vaticano Pietro Parolin, asegura que la solución a la crisis debe ser siempre pacífica y democrática y a reafirmado los esfuerzos de la Santa Sede para "defender la seguridad y el bien del pueblo venezolano". Por su parte, la Conferencia episcopal de Venezuela reitera su oposición a esta Asamble constituyente, que busca instaurar en el país un estado militar que causa un daño aún mayor, "a una población ya extremadamente perjudicada por una larga crisis económica y social". 

(SL-RV)


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(ZENIT – Madrid).- Este gran maestro de la vida espiritual, cuyo ejemplo ha movido a tantos a perseguir ala santidad, nació en Marianella, quinta cercana a Nápoles, Italia, el 27 de septiembre de 1696. Primogénito de siete hermanos, seguramente ni su padre, capitán de galeras del rey, ni su madre, perteneciente a la aristocracia, olvidaron el vaticinio de san Francisco de Jerónimo, quien al nacer el niño les advirtió que llegaría a ser obispo y que moriría longevo habiendo dado gloria a la Iglesia. Esta profecía del jesuita se cumplió rigurosamente. De manos de su madre Alfonso recibió la instrucción cristiana y la ejercitó junto a su familia con actos cotidianos de piedad. Su inteligencia era tal que a los 16 años, algo verdaderamente excepcional, se graduó por doble vía como doctor en derecho civil y canónico complementando así su gran preparación artística, científica y musical. No eran menos notables sus cualidades espirituales que desarrolló con religiosos de san Felipe Neri y con los padres filipenses.

Siendo flamante abogado, con una importante clientela, compareció en Nápoles ante un tribunal dando pruebas fehacientes de su conocida elocuencia. La fama y el éxito le precedían por su brillante capacidad para salir victorioso de todos los casos que defendió. Pero erró en el pleito que sostuvo contra el duque de Toscana debido a una vil escaramuza ajena a él. Permaneció sumido en llanto en su aposento, colgó la toga, cerró el bufete, puso su espada a los pies de María y se olvidó de la profesión. Las visitas al Hospital de Incurables y la lectura de vidas de santos, junto a la oración que realizaba ante el Santísimo expuesto en las Cuarenta Horas, fueron su único consuelo. Un día, mientas atendía a los enfermos, escuchó: «Deja el mundo y entrégate del todo a Mí», locución que se repitió cuando abandonaba el hospital. Antes había dejado al arbitrio de Dios la respuesta acerca de un matrimonio con la hija de un príncipe. Él le llamaba para sí y conmovido, manifestó: «Dios mío, demasiado he resistido a vuestra gracia; aquí me tenéis; haced de mí lo que queráis». Este fíat particular lo ratificó ante María y después lo comunicó a sus allegados. Su padre no entendía su decisión, y su madre se deshizo en lágrimas. Pero Alfonso, venciendo toda resistencia, lo cual no fue fácil, después de cursar los estudios correspondientes, en 1726 fue ordenado sacerdote cuando tenía 30 años. Su progenitor comenzó por negarle la palabra. Después, pensando en los honores que su hijo podía obtener, se reconcilió con él.

Sin perder tiempo comenzó la evangelización por los barrios marginales de Nápoles. Era un rayo de luz brillando en medio de la sordidez en la que muchos malvivían. Malhechores, prostitutas, los que carecían de lo elemental para sostenerse dignamente, rezaban de forma comunitaria y se familiarizaban con la Palabra de Dios bajo la dirección de Alfonso y de otros sacerdotes. Les animaba a vivir la santidad. Cuando llegó a oídos del arzobispo de Nápoles esta sorprendente labor, cómo daba a conocer la fe al aire libre logrando que trabajadores y personas de escasos recursos pudieran recibir esa gracia, autorizó que se reunieran en las capillas; así nacieron las famosas «capillas del Atardecer». Los jóvenes del lugar se fueron incorporando a la dirección de esta fecunda actividad.

Su anhelo era misionar en China (se había alojado en el Colegio de los Chinos), y morir allí por Cristo. Pero, agotado por su intensa actividad fue a Scala para recuperarse. Al tomar contacto con la gente del lugar y apreciar su deficiente formación religiosa, se sintió llamado a erigir una nueva fundación dirigida a las zonas rurales. El 9 de noviembre de 1732 con un grupo de sacerdotes fundó la Congregación del Santísimo Redentor. Tras muchas penalidades, en 1749 fue aprobada por Benedicto XIV. Paralelamente, y con el fin de proporcionar adecuada formación a los seminaristas, Alfonso comenzó a redactar tratados de Moral. Su obra se fue incrementando con más de un centenar de textos de espiritualidad y de teología universalmente reconocidos. Entre otros se hallan las Máximas Eternas, Las Glorias de María y la Práctica de amor a Jesucristo. Están escritos con un lenguaje sencillo y ameno, accesible para los que no tenían especial preparación.

Cristo, el evangelio y la oración, junto con su devoción por María, la meditación sobre los misterios de la Encarnación y de la Pasión fueron algunos de los pilares de su vida espiritual. Respecto a la oración, hizo notar: «Quien reza se salva». Aseguró también: «Dios no niega a nadie la gracia de la oración, con la que se obtiene la ayuda para vencer toda concupiscencia y toda tentación. Y digo, replico y replicaré siempre, durante toda mi vida, que toda nuestra salvación está en el rezar».

Designado obispo de Sant’Agata dei Goti, se negó en varias ocasiones a aceptar la misión, aunque finalmente fue consagrado en 1762. Los trece años de ejercicio pastoral tuvieron el sello de su exquisita caridad. En 1775 se retiró a Pagani, Salerno. Padecía una dolorosa artrosis deformante que mantenía su espalda curvada, y que se fue agudizando. Pasó años llenos de sufrimientos a todos los niveles, físicos y espirituales, algunos creados por el devenir de la congregación y otros muchos problemas internos. Hasta llegó a ser alejado de la Orden por voluntad de Pío VI en 1780, hecho que acogió con su proverbial sentido de unidad y respeto a la Sede Apostólica. Murió el 1 de agosto de 1787; tenía cerca de 91 años. Pío VII lo beatificó el 15 de septiembre de 1815. Gregorio XVI lo canonizó el 26 de mayo de 1839. En 1871 Pío XI lo proclamó doctor de la Iglesia. Y en 1950 Pío XII lo nombró patrono de los confesores y moralistas. Juan Pablo II dijo de él: «San Alfonso es una figura gigantesca no solo de la historia de la Iglesia, sino de la misma Humanidad».

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VATICANO, 31 Jul. 17 (ACI).-
El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, afirmó que la Santa Sede sigue alentando la búsqueda de una salida “pacífica y democrática” para la crisis en Venezuela, que ayer vivió un nuevo episodio de violencia durante las elecciones de la Asamblea Constituyente impulsada por el Gobierno de Nicolás Maduro.

Según informó la agencia ANSA, el Purpurado aseguró ayer que el Papa Francisco y la Secretaría de Estado están “muy comprometidos” en buscar una solución pacífica a la crisis en Venezuela. El Vaticano lo ha hecho “buscando ayudar a todos, indistintamente, y llamando a cada cumplir con su propia responsabilidad”.

"El criterio debe ser solo el bien de la población, señaló. “Los muertos son demasiados y creo que no existan otros criterios para seguir que no sea el bien común de la gente”, insistió.

En ese sentido, dijo que “es preciso hallar una manera pacífica y democrática para salir de esta situación, y el único camino es siempre el mismo: nos debemos encontrar, hablar, pero seriamente, para que hallemos un camino de solución”.

Este 30 de julio el régimen llevó a cabo la elección de los 545 miembros de la Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna de 1999. Sin embargo, en diversas partes del país se registraron protestas y la consecuente represión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Los choques ocasionaron la muerte de unas 15 personas, entre ellas dos menores de 13 y 17 años.

Aunque el Gobierno asegura que asistieron más de 8 millones de votantes, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) señaló que solo fueron a votar 2,4 millones, que equivale al 12% del padrón electoral, y de los cuales la cuarta parte habría votado nulo.

La diputada opositora Delsa Solórzano dijo, en nombre de la MUD, que quienes votaron nulo serían "los empleados públicos que consideraron que estaban obligados a acudir a este proceso fraudulento".

La Constituyente ha sido rechazada por los obispos venezolanos por ser “inconstitucional, pero además, innecesaria, inconveniente y dañina para el pueblo venezolano”.

En su mensaje del 27 de julio, los prelados recordaron que la iniciativa de Maduro “no ha sido convocada por el pueblo, tiene bases comiciales inaceptables, y en ella estarán representados sólo los partidarios del oficialismo”.

Por ello “será un instrumento parcializado y sesgado que no resolverá, sino agravará los agudos problemas del alto costo de la vida, la escasez de alimentos y medicamentos que sufre el pueblo, y ahondará y empeorará la profunda crisis política que padecemos actualmente”, advirtieron.

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— ACI Prensa (@aciprensa) 30 de julio de 2017


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(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 31 Jul. 2017).- Este 2 de agosto retoman las audiencias generales de los miércoles, en las cuales el papa Francisco realiza sus catequesis y saluda a los miles de peregrinos que llegan a Roma, con deseos de verlo pasar y escucharlo personalmente.

Entretanto debido al fuerte calor de este mes de agosto, las dos primeras audiencias serán en el Aula Pablo VI  del Vaticano y no en la plaza de San Pedro, pues para estos días se esperan temperaturas cercanas a los 40 grados centígrados, debido a un frente caluroso que llega desde África.

Todas las últimas catequesis han sido sobre la virtud de la esperanza, que el Papa definió como una vela que recoge el viento del Espíritu Santo que empuja la nave. El Santo Padre profundizó diversos aspectos como las esperanzas terrenas que caen ante la cruz, pero renacen en otras que duran por siempre. Señaló también que la esperanza cristiana no es como un concepto abstracto sino que se basa en el Señor Jesús que ha resucitado, que jamás falta a su palabra. Precisó también en otra de las audiencias, que la esperanza no es optimismo, no defrauda, porque se funda en la fidelidad del amor de Dios hacia nosotros.

El Aula Pablo VI, o sala Nervi, como se le conoce por el arquitecto que la diseñó, tiene una capacidad para unas 6 mil personas y posee un eficiente sistema de aire condicionado, alimentado por 2.400 paneles fotovoltaicos a energía solar.

La plaza en cambio puede contener hasta 50 mil personas, pero el calor del verano pondría en riesgo a muchas personas, en particular a las ancianas que allí puedan asistir. La tercera y cuarta audiencia de agosto en cambio podrían ser en la plaza, dependiendo de la situación meteorológica.

Siempre en tema de clima, debido a la sequía que está sufriendo Italia desde hace tres meses y ante el llamado de las autoridades a ahorrar agua, el Vaticano ha cerrado el flujo hídrico de sus fuentes.

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(RV).- El martes 1º de agosto se celebra la memoria litúrgica de San Pedro Fabro – nacido en Francia en el año 1506 y fallecido en Roma, precisamente el 1º de agosto de 1546 – compañero de San Ignacio de Loyola, y primer jesuita en ser ordenado sacerdote, a quien el Papa Francisco declaró santo mediante la canonización equipolente el 17 de diciembre de 2013.

También el 1º de agosto, se cumple el 100º aniversario de la Exhortación Apostólica del Papa Benedicto XV a los pueblos beligerantes del año 1917, en la que el Santo Padre hacía un llamamiento para que concluyera la Primera Guerra Mundial afirmando que “demostraba ser cada día más una inútil matanza”.

Por su parte, el Papa Francisco recordó este aniversario en el reciente mensaje enviado a la Canciller alemana Angela Merkel, con ocasión del G20 que se celebró el pasado 7 de julio en la ciudad de Hamburgo.

“Ante la inminencia del centenario de la Carta de Benedicto XV a los Jefes de los a los pueblos beligerantes – escribía el Santo Padre Francisco – me siento obligado a pedir al mundo que ponga fin a todas estas inútiles matanzas. La finalidad del  G20 y de otros encuentros mundiales semejantes es la de resolver en paz las diferencias económicas y encontrar reglas financieras y comerciales comunes que permitan el desarrollo integral de todos, para alcanzar la Agenda 2030 y los Objetivos de desarrollo sostenible. Sin embargo, esto no será posible si todas las partes no se empeñan en reducir sustancialmente los niveles de conflictividad, detener la actual carrera armamentista y renunciar a comprometerse directa o indirectamente en los conflictos, así como también si no se acepta discutir de modo sincero y trasparente todas las divergencias. Es una trágica contradicción e incoherencia la unidad aparente en foros comunes con finalidad económica o social y la querida o aceptada persistencia de confrontaciones bélicas”.

Ese día se celebrará en Polonia, el aniversario de la insurrección de Varsovia durante la ocupación nazi de la Segunda Guerra Mundial; mientras Suiza celebrará su Fiesta nacional.

El miércoles 2 de agosto se reanudará la Audiencia General del Papa Francisco tras la pausa del mes de julio. Y lo hará en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano.

Del 2 al 5 de agosto en la localidad italiana de Cefalú, se celebrará el Congreso Nacional de Diáconos, organizado en colaboración con la Oficina para la Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Italiana. Este evento tiene por tema: “Diáconos educados a la acogida y al servicio de los enfermos”.

El viernes 4 de agosto en Ruanda se celebrarán elecciones parlamentarias.

El sábado 5 de agosto en la Basílica Papal de Santa María la Mayor, a las 10.00, el Cardenal Stanislaw Rylko presidirá la solemne celebración de la Santa Misa por la Solemnidad de la Dedicación de la Basílica. Y a las 17.00 Monseñor Francesco Canalini, Arzobispo titular de Valeria, presidirá la celebración de las Vísperas. Durante el canto del Magníficat, se llevará a cabo dentro del tempo la re-evocación del “Milagro de la Nieve”. Y a las 21.00 lo recordará el Ayuntamiento de Roma.

En efecto, como es tradicional, se produce una lluvia de flores, y en ocasiones de nieve artificial, en recuerdo de la prodigiosa nevada que se produjo en la colina del Esquilino acaecida la noche del 5 de agosto del lejano año 358 en pleno verano romano. Y, según la tradición, la Virgen se apareció en sueños al Papa Liberio pidiéndole que donde había nevado se construyera una iglesia. La Solemnidad de la Dedicación es precedida por un Triduo de oración, del 2 al 4 de agosto.

Recordamos a nuestros oyentes que la Basílica de Santa María la Mayor es el más antiguo santuario mariano de Occidente, hecho construir por el Papa Sixto III, poco después del Concilio de Éfeso del año 431, en el que María fue proclamada solemnemente “Madre de Dios”.

El domingo 6 de agosto se celebra la Fiesta de la Trasfiguración del Señor. Ese día se recordará el 39º aniversario de la muerte del Beato Papa Pablo VI, a quien el Santo Padre Francisco beatificó en el año 2014.

A mediodía, el Papa Bergoglio rezará la oración mariana del Ángelus con los fieles y peregrinos que se darán cita en la Plaza de San Pedro.

Ese día se cumplirá también el 24º aniversario de la publicación de la Carta Encíclica de San Juan Pablo IIVeritatis splendor”, del 6 de agosto de 1993, dedicada a “algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia”. De hecho, el Pontífice afrontaba allí el “relativismo”, argumento que, en estos años ha entrado en el debate cultural y religioso, de modo especial con el magisterio de Benedicto XVI.

Del 6 al 15 de agosto en Japón, se llevará a cabo la iniciativa anual titulada: “Diez días por la paz”, organizada por la Conferencia Episcopal Nipona con vistas a la conmemoración de las víctimas de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki.

(María Fernanda Bernasconi – RV). 


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“Queridos hermanos y hermanas,

en el curso de nuestra vida, se nos regala la presencia de los hermanos y hermanas “mayores”- los santos-, que han pasado por nuestro mismo camino, que han vivido nuestras mismas fatigas, y viven para siempre en el abrazo de Dios.” Son las palabras de Papa Francisco durante su catequesis sobre los santos en el ciclo sobre Esperanza Cristiana del 2017.

El día 31 de julio la Iglesia celebra la festividad de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.

Según narra en su autobiografía, Ignacio de Loyola se considera a sí mismo un peregrino. Y en su peregrinaje, se despoja de todo aquello que sobra a su propósito “de preparar y disponer el ánima para quitar de si todas las afecciones desordenadas y, después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida para la salud del ánima”.

 A orillas del rio Cardener, en Manresa, siente que se le “empiezan a abrir los ojos del entendimiento” y “siente una iluminación tan grande, que todas las cosas le parecían nuevas”. Alojado durante unos meses en una cueva del lugar, redacta el Libro de los Ejercicios Espirituales.

Su meta: ser con Jesús, avanzar en su compañía, contemplar desde el espíritu, la vida de Jesús y acometer su misma misión de transmitir el Evangelio a todos los pueblos del mundo, sin importar el color, la cultura o la religión. Ser la Compañía de Jesús.

Ignacio, se convierte en el maestro del espíritu, agrupando en sus Ejercicios una serie de pautas y prácticas, capaces de llevar el alma tan cerca de la experiencia de Dios como le sea posible, según sus capacidades y disposición de ánimo.

El santo, nombrado Patrón de los Ejercicios Espirituales por el Papa Pio XI, demuestra que es posible ser testigos del paso de Jesús por el mundo a través de la contemplación del Evangelio, y llegar al discernimiento; encontrarse con el lugar dónde la gracia de Dios es infinita dentro de cada uno y elevar el entendimiento y el ánimo, para comprender mejor la voluntad de Dios.

A la muerte de San Ignacio, la compañía ya tenía misiones en los cuatro continentes y a lo largo de la historia han sido muchos los santos de la orden y los frutos a la hora de impulsar y dar forma al mensaje teológico, según las necesidades y expresiones de cada tiempo, en sus casi cinco siglos de historia (200 años desde la refundación).

Para terminar los testimonios sobre San Ignacio y la espiritualidad ignaciana, de los oyentes de la radio del Papa.

(Isabel Cantos – RV)


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REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Ignacio de Loyola es un santo para pedirle la gracia de la oración, porque es en la iglesia el patrono de los ejercicios espirituales. Y un don para pedir en la oración es la alegría, o consolación, como la llama san Ignacio. Esa alegría interior que lo guía en el cumplimiento de la voluntad de Dios.

El Papa Francisco, cuando habló a los jesuitas reunidos en la Congregación General 36, el 24 de octubre de 2016, en una larga exposición explicó varias cosas, entre ellas dijo que siempre se puede pedir insistentemente la consolación. “En las dos Exhortaciones Apostólicas [Evangelii gaudium y Amoris laetitia]  y en la Encíclica Laudato si’ he querido insistir en la alegría. Ignacio, en los Ejercicios nos hace contemplar a sus amigos «el oficio de consolar», como propio de Cristo Resucitado (EE 224). Es oficio propio de la Compañía consolar al pueblo fiel y ayudar con el discernimiento a que el enemigo de natura humana no nos robe la alegría: la alegría de evangelizar, la alegría de la familia, la alegría de la Iglesia, la alegría de la creación… Que no nos la robe ni por desesperanza ante la magnitud de los males del mundo y los malentendidos entre los que quieren hacer el bien, ni nos la reemplace con las alegrías fatuas que están siempre al alcance de la mano en cualquier comercio.

Este «servicio de la alegría y de la consolación espiritual» arraiga en la oración. Consiste en animarnos y animar a todos a «pedir insistentemente la consolación a Dios».


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(RV).- “Cada año, miles de hombres, mujeres y niños son víctimas inocentes de la explotación laboral, sexual y del tráfico de órganos. Deseo renovar mi llamamiento al empeño de todos, con el fin de que esta “plaga aberrante, forma de esclavitud moderna, sea aplacada adecuadamente”, lo dijo el Papa Francisco el domingo 30 de julio, tras rezar la oración mariana del Ángelus en el Día Mundial contra la Trata de Personas.

El Santo Padre ha condenado públicamente y en numerosas ocasiones la trata de seres humanos, un fenómeno que considera un auténtico crimen contra la humanidad. En esta ocasión, reiteró su apelo a no permanecer indiferentes frente a la realidad de la trata. “Parece que nos hemos acostumbrado a considerarla como una cosa normal. Esto es feo, es cruel, es criminal”, explicó el Obispo de Roma ante miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, a quienes invitó a rezar a la Virgen María “para que sostenga a las víctimas y convierta los corazones de los traficantes”.

El Día Mundial contra la trata fue instaurado por Naciones Unidas desde el año 2013, con el fin de crear una conciencia social a nivel global sobre esta actividad delictiva, que acaba con la dignidad del ser humano

Según los últimos datos publicados por la Organización Internacional del Trabajo, se calcula que aproximadamente 21 millones de personas en el mundo son víctimas de la trata, en sus diversas modalidades de explotación existentes. Esta dura realidad repercute de  manera directa o indirecta a todos los países, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas.

Palabras del Papa tras rezar la oración mariana del Ángelus

«Queridos hermanos y hermanas:

Hoy es el Día Mundial contra la Trata de Personas, promovido por las Naciones Unidas. Cada año, miles de hombres, mujeres y niños son víctimas inocentes de la explotación laboral, sexual y del tráfico de órganos. Deseo renovar mi llamamiento al empeño de todos, con el fin de que esta  “plaga aberrante de esclavitud moderna”, sea aplacada adecuadamente. Oremos junto con la Virgen María para que ella sostenga a las víctimas de la trata y convierta los corazones de los traficantes.

Saludo ahora a los peregrinos provenientes de Italia y de otros países, en particular a las Hermanas Murialdinas de San José, las novicias de las Hermanas de María Auxiliadora, a los monaguillos de varias parroquias italianas, y al club italiano de Hockey Femenino de Buenos Aires.

Les deseo a todos un buen domingo, y por favor no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto!».

(SL-RV)

 

(from Vatican Radio)


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El campesino y el mercader: son los protagonistas de la reflexión del Papa Francisco, este domingo 30 de julio, antes de rezar el Ángelus dominical ante los numerosos fieles y peregrinos llegados a la plaza de San Pedro. Repasando las tres semejanzas con las cuales concluye el discurso parabólico de Jesús del capítulo 13 de Evangelio de Mateo, el tesoro escondido, la perla preciosa y la red de pesca, Francisco se detiene en las dos primeras, que tienen como protagonistas a dos hombres con oficios distintos, pero con el mismo objetivo: apuntar todo lo que tienen para obtener el tesoro que han descubierto.

El Papa denota que estas dos semejanzas ponen en evidencia dos características que conciernen al Reino de Dios: la búsqueda y el sacrificio. Porque para encontrar el Reino de Dios, hay que buscarlo, con un corazón que “arda del deseo de alcanzar el bien precioso, es decir, el Reino de Dios que se hace presente en la persona de Jesús, que es “el tesoro escondido”, “la perla preciosa” que puede cambiar de manera decisiva nuestra vida y darle significado, asegura Francisco.

El Obispo de Roma precisa que el discípulo de Cristo no es uno que se ha privado de algo esencial sino que es uno que ha encontrado mucho más: ha encontrado la alegría plena que sólo el Señor puede donar, presente en los enfermos curados, en los pecadores perdonados, en el ladrón a quien se le abre la puerta del paraíso.

La alegría del campesino y del mercader “es la alegría de cada uno de nosotros cuando descubrimos la cercanía y la presencia consoladora de Jesús en nuestra vida” afirma el Santo Padre. Una presencia, asegura el Papa, que es capaz de transformarnos el corazón y abrirnos a la acogida de los hermanos más débiles.

(María Cecilia Mutual – Radio Vaticano)

Texto completo de la reflexión del Papa antes de la oración mariana

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El discurso parabólico de Jesús, que agrupa siete parábolas en el capítulo décimo tercero de Evangelio de Mateo, se concluye con las tres semejanzas de hoy: el tesoro escondido (v. 44), la perla preciosa (v. 45-46) y la red de pesca (v. 47-48). Me detengo en las primeras dos que subrayan la decisión de los protagonistas de vender toda cosa para obtener aquello que han descubierto. En el primer caso se trata de un campesino que casualmente se topa con un tesoro escondido en el campo donde está trabajando. No siendo el campo de su propiedad, debe comprarlo si quiere poseer del tesoro: entonces decide arriesgar todos sus haberes para no perder aquella ocasión de veras excepcional. En el segundo caso encontramos un mercader de perlas preciosas; él, como experto conocedor, ha descubierto una perla de gran valor. También él decide apuntar todo en aquella perla, al punto de vender todas las otras.

Estas semejanzas ponen en evidencia dos características concernientes la posesión de Reino de Dios: la búsqueda y el sacrificio. El Reino de Dios es ofrecido a todos, pero no está puesto a disposición en una bandeja de plata, necesita un dinamismo: se trata de buscar, caminar, ocuparse. La actitud de la búsqueda es la condición esencial para encontrar; es necesario que el corazón arda del deseo de alcanzar el bien precioso, es decir, el Reino de Dios que se hace presente en la persona de Jesús. Es Él el tesoro escondido, es Él la perla de gran valor. Él es el descubrimiento fundamental, que puede dar un viraje decisivo a nuestra vida, llenándola de significado.

De frente al descubrimiento inesperado, tanto el campesino come el mercader se dan cuenta que tienen delante una ocasión única que no deben dejarse escapar, por lo tanto, venden todo aquello que poseen. La valuación del valor inestimable del tesoro, lleva a una decisión que implica también sacrificio, separaciones y renuncias. Cuando el tesoro y la perla han sido descubiertos, es decir, cuando hemos encontramos al Señor, es necesario no dejar estéril este descubrimiento, sino sacrificarle cualquier otra cosa. No se trata de despreciar el resto sino de subordinarlo a Jesús, poniéndolo a Él en el primer lugar. La gracia en primer lugar. El discípulo de Cristo no es uno que se ha privado de algo esencial, es uno que ha encontrado mucho más: ha encontrado la alegría plena que sólo el Señor puede donar. Es la alegría evangélica de los enfermos curados, de los pecadores perdonados, del ladrón a quien se le abre la puerta del paraíso.

La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de aquellos que se encuentran con Jesús. Aquellos que se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (cfr. Evangelii Gaudium, n. 1). Hoy somos exhortados a contemplar la alegría del campesino y del mercader de las parábolas. Es la alegría de cada uno de nosotros cuando descubrimos la cercanía y la presencia consoladora de Jesús en nuestra vida. Una presencia que transforma el corazón y nos abre a las necesidades y a la acogida de los hermanos, especialmente de aquellos más débiles.

Recemos por la intercesión de la Virgen María, para que cada uno de nosotros sepa dar testimonio, con las palabras y los gestos cotidianos, de la alegría de haber encontrado el tesoro del Reino de Dios, es decir, el amor que el Padre nos ha donado mediante Jesús.

(Traducción de María Cecilia Mutual – Radio Vaticano)

(from Vatican Radio)


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