(zenit – 4 febrero 2020).- Con motivo de la fiesta de la Virgen de Suyapa, patrona de Honduras, el sacerdote hondureño, René Flores Pineda, de la Diócesis de La Ceiba, presidió una Eucaristía el pasado 2 de febrero de 2020 en la iglesia de Santa María de la Luz.
De acuerdo a Vatican News, Luis Gabriel Martínez, sacerdote escalabriniano y capellán de la iglesia Santa María de la Luz manifestó la alegría de celebrar la Virgen de Suyapa.
Comunidad latinoamericana
El padre resaltó el trabajo central con la comunidad de Latinoamérica en Roma: “Lo que nosotros hacemos principalmente es acompañar a la población latinoamericana, desde México hasta Argentina, celebrando todas sus fiestas patronales de los santos y también algunas fiestas nacionales. Siempre con el agrado de participar, de vernos, de compartir juntos estos momentos y así, avivar mucho más nuestra fe”.
Asimismo, indica el medio vaticano, el padre Martínez recordó que “las puertas de esta casa están abiertas para todos” y apreció la ayuda proporcionada por toda la comunidad latinoamericana para que se produzcan estas celebraciones.
Participantes
Religiosos y religiosas hondureñas y muchos fieles laicos participaron en la Misa. Del mismo modo, acudieron los embajadores de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá, el rector de la Pontificia Universidad Antoniana y un representante de la Pontificia Comisión para América Latina.
También estuvo presente el Cuadro de Danzas Folklóricas y la presidencia de la Asociación de Hondureños residentes en Italia.
La Virgen de Suyapa
Suyapa está situada a al sudeste de Tegucigalpa, capital del país, a unos ocho kilómetros. Su nombre proviene de Coyapa, un vocablo indígena, que significa “en el agua de las palmeras”.
Según describe el portal catholic.net, una tarde bajaba por un sendero de la zona el labrador Alejandro Colindres con Lorenzo Martínez, un niño de 8 años. La jornada había sido intensa y, agotados por el camino y el trabajo, decidieron pasar ahí la noche.
Devoción doméstica
Al recostarse en el suelo, Alejandro encontró una imagen pequeña de la Virgen de la Concepción hecha de madera de cedro. Llevó la figura a su casa y su madre la colocó en una mesita, adornada con flores.
Después la pasaron a una pequeña habitación acondicionada como capilla y durante más de veinte años le rindieron un culto familiar en la casa. Los habitantes de la aldea también le tenían mucho cariño y cuando alguno enfermaba solían llevar la imagen a la casa del enfermo para que la Virgen lo visitara.
Curación de Zelaya
Un día enfermó José de Zelaya, militar importante y dueño de la hacienda «el Trapiche», situada cerca de la aldea. Le mandaron la imagen de la Virgen y Don José pidió su curación y prometió construirle a cambio una ermita.
Tres días después el Señor Zelaya arrojó por via urinaria las tres piedras que eran el tormento de su vida. Esto ocurrió en el año de 1768 y pasaron casi diez años antes de que el militar cumpliera su promesa.
Santuario de Suyapa
El 28 de noviembre de 1777 el cabildo eclesiástico concedió el permiso de construir una capilla en su hacienda para que se celebrase en ella el sacrificio de la Misa. La bendición de la ermita fue en el año de 1780, pero con el aumento de peregrinos fue necesario hacer continuas remodelaciones hasta llegar al estado actual, concluido en 1947.
A lo largo de más de dos siglos innumerables peregrinos han visitado el Santuario de nuestra Señora de Suyapa. El Papa Juan Pablo II se unió a ellos y visitó este santuario el 8 de marzo de 1983.
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