(zenit – 6 feb. 2020).- Las autoridades sanitarias confirman en la tarde del 6 de febrero de 2020 que las víctimas mortales a causa del coronavirus en China ascienden a más de 500 y elevan a más de 28.000 el número de infectados, superando así los afectados por el virus SARS. La mayor parte de los casos se concentran en la ciudad de Wuhan (provincia de Hubei), pero el virus ha salido de China y ya ha llegado a numerosos países.
La Iglesia Católica y centros sanitarios trabajan día y noche para curar y prevenir los contagios en medio de la crisis asiática. Por su parte, el Vaticano ha enviado unas 600-700.000 mascarillas respiratorias a China para ayudar a prevenir el brote de Coronavirus.
“Sabemos que el Papa y la comunidad católica de todo el mundo están rezando por nosotros y están con nosotros: esto nos da mucha fuerza»: son las palabras de la directora del hospital católico administrado por las religiosas de la Congregación de la Santa Esperanza, en la diócesis de Xian Xian, en la provincia de He Bei, situada al noroeste de Hubei, recoge la agencia Fides.
“Los suministros médicos y las medicinas se están acabando gradualmente. Nuestros médicos, enfermeras, religiosas y laicos están expuestos al peligro de infección por coronavirus. Como directora del hospital, estoy muy triste y preocupada, pero soy una religiosa y tengo confianza, confío en nuestro Señor Jesucristo y en la protección materna de la Virgen María”.
“Lucha contra el tiempo”
Igualmente, están en primera línea organizaciones caritativas católicas, diócesis, parroquias, movimientos eclesiales, sacerdotes, religiosas y fieles laicos individuales, haciendo todo lo posible para responder a las necesidades de la población china, haciendo sentir el apoyo de la Iglesia universal.
Las comunidades católicas se han movilizado desde el principio para participar en esta “lucha contra el tiempo”: muchos hospitales católicos, empresas y fábricas propiedad de los fieles se han puesto a disposición de las autoridades civiles para recibir a los contagiados o para producir los materiales médicos necesarios.
Por otro lado, la comunidad católica también se ha activado de inmediato a nivel espiritual, lanzando un sincero llamamiento a la oración, al que se han unido miles de comunidades en China continental y fuera del país.
Gran recaudación de fondos
En particular, la organización caritativa más grande activa en China continental Jinde Charitie, ha emprendido una recaudación de fondos en el que participan entidades internacionales como Caritas Internationalis y países individuales, que han hecho sentir su apoyo después de las palabras pronunciadas por el Papa Francisco durante el Ángelus el 26 de enero.
El llamamiento de Jinde Charities ha recibido una gran respuesta, informa Fides, especialmente en muchos hospitales católicos administrados por órdenes religiosas en todo el mundo. Según la agencia, a día 5 de febrero, Jinde Charities había recibido 6 millones de yuanes (equivalentes a unos 800 mil euros) del mundo católico: una suma ya destinada en su totalidad a la compra de los primeros materiales de emergencia.
Del 3 al 5 de febrero, Jinde Charitie proporcionó más de 10 trajes de aislamiento, 100 máquinas para el sistema respiratorio y 30 toneladas de desinfectantes, demostrando concretamente el apoyo de toda la comunidad católica china y la Iglesia universal.
Sin distinciones de religión
Otras muchas iniciativas nacidas en realidades católicas del país están uniendo fuerzas en la adversidad. También las parroquias cobran un papel relevante. Don Wang Wei, párroco de la parroquia de Shao Lin Kou de la diócesis de Tian Jin expresa: “Somos católicos, nuestro corazón y nuestro mensaje de amor es universal. Allí donde sea necesario, estamos listos para hacer sentir nuestra cercanía y caridad con la humanidad que sufre, sin distinciones de religión, etnia o nacionalidad”.
Así, el sacerdote describe que “es imposible contar la inmensa movilización de manera generalizada, porque ahora es una acción que toca a todas las comunidades católicas en China continental, que están haciendo su parte, tanto con oraciones, novenas, rosarios como con compromisos concretos”.
Vida de fe en las redes
Además, dada la imposibilidad de reuniones de asamblea o reuniones de fieles, las comunidades católicas en China están recurriendo al entorno virtual, para continuar nutriendo el espíritu y la vida comunitaria, señala la agencia de información de las Obras Misionales Pontificias.
Las nuevas herramientas tecnológicas y aplicaciones de mensajería (como WeChat) se utilizan para compartir las lecturas de la liturgia del día, las palabras de los obispos y las homilías de los sacerdotes en grupos y comunidades de fieles. Con la presencia de mensajes diarios, se trata de hacer que los ancianos, enfermos y necesitados, solos, se sientan cómodos y consolados.
Las redes sociales en la comunidad católica china están llenas de calor humano, fluyen de espiritualidad y también son canales de evangelización porque las personas ven a los bautizados en acción, listos para dar y compartir la esperanza del Evangelio.
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