(ZENIT – 25 julio 2018).- “Los lugares comunes culturales pueden reforzar las virtudes sociales o pueden destruirlas, pueden anularlas o debilitarlas, cambiarlas radicalmente no es posible, como hemos visto en los análisis; es decir, los lugares comunes culturales sobre la familia que refuerzan la dimensión antropológica son más numerosos que aquellos que la destruyen”.
Es una de las declaraciones del Dr. Norberto Gonzálezá Gaditano sobre la representación de la familia en los medios de comunicación, en los ámbitos de la información periodística y de la ficción, en la entrevista que le realiza el filólogo y periodista Jordi Picazo.
Jordi Picazo
Jordi Picazo es filólogo y periodista. Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Barcelona (1986). Ha cursado también las asignaturas propias del Bachillerato Eclesiástico de Filosofía. Realizó asimismo estudios de doctorado en Psicología Social de la Lengua en la Universidad de Londres (1990-95) y enseñó en Harrow School, antiguo colegio del actual Emir de Qatar, Hussein de Jordania, Pandit Nerhu, Faisal de Irak, Lord Byron, Churchill y otros.
Norberto González
Por otro lado, el Dr. Norberto González Gaitano, el entrevistado, es director de la Cátedra Family and Media de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma) y Catedrático de Opinión Pública en la Facultad de Comunicación de esa universidad. Dirige varios proyectos internacionales de investigación sobre la representación de la familia en los medios y de educación del carácter a través de la narración.
A continuación, ofrecemos la entrevista realizada por Jordi Picazo a Norberto González.
***
Me paseo en una mañana de 14 de setiembre por Roma, día en que la Iglesia Universal celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Y tengo cita con Norberto González Gaitano en la biblioteca de la Universidad pontificia de la Santa Cruz precisamente, en la ciudad eterna. Me siento con él en una sala de tutorías para charlar sobre sus estudios sobre la familia y su presencia en los medios de comunicación y el lenguaje periodístico en general, y el acoso de la ideología de género a través de la conquista del lenguaje.
Suena exagerado, pero en el transcurso de leer las palabras de Dr. González Gaitano atisbamos ni que sea un poquito cómo la ideología llamada de género no llega a la vida real sino solamente a ciertos laboratorios. Twitter, nada menos, es una pequeña piedra de toque de su artificialidad.
Jordi Picazo – Usted estudia la representación de la familia en los medios de comunicación, en los ámbitos de la información periodística y de la ficción: el periodismo, las teleseries, las telenovelas, etc. y desarrolla con su grupo una metodología de análisis del discurso público en los textos populares.
Norberto González – Analizamos los lugares comunes del discurso público; estos lugares comunes vienen representados en relación a lo que se ha llamado, ya desde el mundo romano, griego y cristiano, “las virtudes de la sociabilidad”: no son otra cosa que las “virtudes sociales”, que son en el fondo los ladrillos de la fábrica social, como ya habían visto, entre otros, Aristóteles, Cicerón, Tomás de Aquino y la moderna filosofía moral desde MacIntyre en adelante.
Así, tenemos la pietas, la liberalitas, la affabilitas… y usamos estos términos latinos para evitar que se entiendan reductivamente; la piedad por ejemplo, puede ser entendida reductivamente como compasión, cuando, en su acepción original lo que significa es relación con el origen, una relación de filiación, por tanto. Y después está la veritas, que es otro de los radicales de la sociabilidad. Pues no puede haber justicia ni piedad si no hay verdad.
Examinamos, le decía, cuáles son los lugares comunes culturales y antropológicos ligados a estas virtudes sociales en el discurso periodístico sobre la familia. Y en consecuencia hemos ido estudiando por ejemplo la imagen de la paternidad en los diarios internacionales. Podemos observar que la presencia de la ideología de género efectivamente es muy fuerte e intenta cambiar el modo de leer estas virtudes sociales.
Y esto pretende hacerlo a partir de una reclamación, en el caso de lo que podríamos llamar lobby LGTB, o discurso gay: reclamación de una serie de derechos de igualdad, pero en definitiva lo que ellos estaban buscando es una de esas virtudes sociales que es el reconocimiento, ya que efectivamente las personas con tendencia de atracción hacia el mismo sexo han sufrido discriminaciones. Y, ¿qué es lo que ocurre? Pues que, para conseguir ese reconocimiento han apuntado a obtener a su vez el reconocimiento de las uniones homosexuales como matrimonio, como familia; porque cuando empezaron la batalla ideológico-cultural en los años 80 a nivel global, entonces la familia gozaba de reconocimiento social. En definitiva, el reconocimiento jurídico del “matrimonio homosexual” era instrumental: apelándose a la “injusticia” de la discriminación (virtud social de la justicia), fácil de compartir por cualquiera en cuanto que apela a la compasión por la injusticia sufrida, se descartaban otras piezas claves de la fábrica social (la verdad y la piedad). Esto lo que hace es sacar las cosas de su sitio.
Yo creo que quienes han intentado defender la naturaleza del matrimonio, presentando una argumentación contraria a estas pretensiones infundadas, no han percibido cuál era el problema real. Es decir, el tipo de discurso con el que se ha rebatido no era adecuado porque han faltado argumentos para darse cuenta de que lo que estaba en juego era otra cosa.
Ontología y Kultur
En el discurso público de los medios de comunicación hay unos lugares comunes que están fundados en la naturaleza de las cosas, que son antropológicos, y otros que son culturales, cambiantes con el tiempo y los lugares. Y, ciertamente, los medios de comunicación social contribuyen a configurar o a reforzar estos lugares comunes culturales, o incluso a cambiarlos. Los lugares comunes antropológicos y culturales se sobreponen porque en la realidad están unidos. Solamente los distingue el análisis. Se sobreponen y, por ellos, el proyecto ideológico pretende, por así decirlo “edificar la naturaleza”, modificar la dimensión antropológica, porque la naturaleza humana también es de algún modo cultural. Por tanto esa naturaleza de lo humano se puede plasmar socialmente, pero no se puede modificar su ser antropológico, la naturaleza misma del ser hombre o ser mujer.
He aquí, a mi juicio, el gran desafío; porque estos lugares comunes culturales pueden reforzar las virtudes sociales o pueden destruirlas, pueden anularlas o debilitarlas, cambiarlas radicalmente no es posible, ccomo hemos visto en los análisis; es decir, los lugares comunes culturales sobre la familia que refuerzan la dimensión antropológica son más numerosos que aquellos que la destruyen.
En Twitter no hay lugares comunes relativos a la familia procedentes del lobby gay.
Esta influencia de los medios de comunicación que le mencionaba la vemos, por ejemplo, en un estudio de la representación de la familia en Twitter a partir del hashtag ‘familia’. Esto ha demostrado que la presencia de lugares comunes y culturales relativos al llamado ‘lobby gay’ son prácticamente inexistentes, mientras que son mucho más fuertes en la información periodística y en las series de televisión.
Y eso es así porque hay más control por parte de unas minorías sobre la información periodística y en las series de televisión, donde ciertamente se asume en más ocasiones un discurso ideológico. En cambio, Twitter representa más la sociedad real, por lo que ahí son prácticamente inexistentes los lugares comunes propios de la ideología de género. Así los lugares comunes más activos en Twitter referentes a la familia son lugares comunes como la piedad, la familia como ámbito de la gratuidad, del don, , etcétera, aunque también los hay metafóricos, como los que usan los comerciales, para vender un producto asociándolo a los valores de la familia: la comida genuina, como la de antes, hogareña, etc. Ver el club de fútbol, sus asociados entre sí, como una “familia” es un uso metafórico de la familia.
La Familia como Metáfora
La realidad de la familia también se utiliza como metáfora en ocasiones, y también eso lo podemos constatar en Twitter. Por ejemplo, cuando leemos “Twitter es una familia”. Y esto son metáforas que aprovechan una connotación positiva de la familia para vender otra cosa, un grupo, unos lazos que en definitiva son conexiones: no son lazos como los que establecen una relación familiar real.
Jordi Picazo– Con la metáfora ponemos en un mismo cajón realidades distintas al decir por ejemplo: “Este o aquél es mi única familia”… y puedo oírlo decir de mi perro en tal o cual película, que ha sido mi único compañero en los últimos 15 años; o lo puede decir ese afroamericano de su compañero de apartamento en Philadelphia, también afroamericano, única familia en los últimas décadas de su existencia. Y en varios de esos supuestos estamos hablando de familia real. Habría por tanto diversos tipos de familia…
Norberto González – Metáfora en su sentido original no significa solamente una realidad fantasmagórica, o ideal, virtual, asimilable a no-real: la metáfora existe porque los conceptos se pueden predicar de distinta manera en base a las realidades diversas. Y podemos decir que las características de la familia, los lazos que se ven en la familia, son lazos fundantes, como la relación de paternidad, la relación de maternidad, la dilección de amor entre los esposos, o de fraternidad, que vienen dados, pero no acabados, porque necesitan la cooperación de la voluntad humana para que esos lazos biológicos se transformen en realmente fundantes de la persona, en la identidad de la persona. La persona humana se define no solo por unos lazos biológicos, sino también por unos lazos reales que se constituyen por la colaboración libre de la persona a través de la realización de las virtudes.
Por eso la familia puede ser el lugar más hermoso y a la vez el más monstruoso. Precisamente porque esos lazos pueden constituir un cielo o convertirse en un infierno.
***
EN LA SEGUNDA PARTE (26 de julio de 2018): El arte y la gramática universal de la familia. No existe la familia tradicional, o la familia moderna: una entelequia. La dimensión profética del arte. La manipulación de lenguaje por la ideología de género.
La entrada (I) ‘La ideología de género no puede con la vida real: El caso de Twitter y el cine’ se publicó primero en ZENIT - Espanol.
Publicar un comentario