“Mientras los lectores leían el fragmento bíblico, me ha llamado la atención ese niño, o niña, que lloraba. He visto a la madre que lo acunaba y lo amamantaba y he pensado: ‘Así hace Dios con nosotros, como esa madre’. Con cuánta ternura trataba de mover al niño, de amamantarlo”.
El Santo Padre señaló que se trata de una “imagen bellísima”, y aseguró que “cuando en la iglesia sucede esto, cuando llora un niño, se sabe que allí está la ternura de una madre, como hoy, está la ternura de una madre que es el símbolo de la ternura de Dios con nosotros”.
Por eso reclamó: “Nunca reprendáis a un niño que llora en la iglesia, nunca, porque es la voz que llama a la ternura de Dios”. “¡Gracias por tu testimonio!”, agradeció finalmente el Papa a la madre.
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