VATICANO, 28 Abr. 20 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco ha creado la Fundación Vaticana Juan Pablo I, dedicada a la difusión del conocimiento del pensamiento, de la obra y del ejemplo del Papa Juan Pablo I, cuyo pontificado comenzó el 26 de agosto de 1978 y finalizó el 28 de septiembre de ese mismo año tras su inesperado fallecimiento.
Según un Rescriptum ex audientia firmado el 17 de febrero de 2020 por el Secretario de Estado de Su Santidad, Cardenal Pietro Parolin, la creación de esta Fundación se decidió en el curso de una audiencia celebrada el 10 de febrero en la Secretaría de Estado entre el Pontífice y el Cardenal.
La Fundación Vaticana Juan Pablo I tendrá personalidad jurídica canónica y civil, y sede en la Secretaría de Estado del Vaticano. Estará sometida a las leyes canónicas, las vigentes en el Estado de la Ciudad del Vaticano y el Estatuto de la Fundación.
Según un comunicado difundido este martes 28 de abril por la Oficina de Prensa del Vaticano, la Fundación se encargará de “tutelar y conservar el patrimonio cultural y religioso dejado por el Papa Juan Pablo I”.
“Promover iniciativas como congresos, encuentros, seminarios o sesiones de estudio. Instituir premios y becas. Gestionar la actividad editorial mediante la edición de los resultados de sus estudios e investigaciones y de los trabajos de terceros. Proponer (a la misma Fundación) como referente en Italia y en el extranjero para quienes trabajen este mismo campo y con los mismos fines”.
La Fundación estará presidida por el Cardenal Parolin y contará, para el desarrollo de su actividad, con el aval de un Comité Científico formado por seis miembros elegidos entre personalidades de probada competencia y experiencia.
En un artículo publicado este martes 28 de abril en L’Osservatore Romano, el Cardenal Parolin destaca que “el Papa Juan Pablo I fue, y sigue siendo, un punto de referencia en la historia de la Iglesia universal, cuya importancia es inversamente proporcional a la duración de su brevísimo pontificado”.
La historia de Juan Pablo I, destaca el Cardenal Secretario de Estado, “es la de un pastor cercano a la gente, centrado en lo esencial de la fe y con una extraordinaria sensibilidad social”.
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