«Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará». Mt 10,16-17.21-22
(RV).- A continuación, la catequesis del Papa Francisco pronunciada en español:
Queridos hermanos y hermanas
Hoy reflexionamos sobre la esperanza cristiana como fuerza de los mártires. Jesús advierte a sus discípulos que serán odiados por seguirle. Los cristianos son hombres y mujeres «contracorriente», que siguen la lógica del Evangelio, que es la lógica de la esperanza. Esto se traduce en un estilo de vida concreto: deben vivir la pobreza, recorriendo su camino con lo esencial, y con el corazón lleno de amor; deben ser prudentes y a la vez astutos; pero jamás violentos. El mal no se puede combatir con el mal.
La única fuerza del cristiano es el Evangelio. En el momento de la prueba el cristiano no puede perder la esperanza, porque Jesús está con nosotros; él ha vencido el mal y nos acompaña en todas las circunstancias que nos toca vivir.
Desde los primeros cristianos, se ha denominado la fidelidad a Jesús con la palabra «martirio», es decir, testimonio. Los mártires no viven para sí, no combaten para afirmar sus propias ideas, sino que aceptan morir solo por la fidelidad al Evangelio. Por eso, no se puede utilizar la palabra mártir para referirse a los que cometen atentados suicidas, porque en su conducta no se halla esa manifestación de amor a Dios y al prójimo que es propia del testigo de Cristo.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Saludo también al grupo argentino que ha trabajado sobre la Encíclica Laudato Sii y el diálogo interreligioso. Y al integrante islámico de ese grupo, ¡feliz cumpleaños!
Mañana celebraremos la solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, que dieron su vida por amor a Cristo. Pidamos a Dios por su intercesión que nos concesa el don de la fortaleza para seguirle y ser sus testigos viviendo la esperanza cristiana, sobre todo en ese martirio continuo y escondido de hacer bien y con amor nuestras obligaciones de cada día.
Muchas gracias.
(Radio Vaticana)
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