Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
La Iglesia catalana ha celebrado hoy a las 11.00 horas la Beatificación del joven laico Joan Roig Diggle en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, presidida por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española. El nuevo beato - nacido en la archidiócesis de Barcelona - fue martirizado por odio a su fe en la madrugada del 11 al 12 de septiembre de 1936, durante la Guerra Civil española, a la edad de 19 años.
“Tanto el cardenal Omella como los obispos auxiliares han tomado con mucho interés todo el proceso y los preparativos de la beatificación de Joan Roig” ha asegurado para Vatican News el padre Josep Maria Blanquet, Director de la Oficina de las Causas de los Santos de la Archidiócesis de Barcelona. De hecho, asegura padre Banquet, el plan pastoral de este curso “está dedicado precisamente a los jóvenes y ven en la propuesta de Joan Roig un modelo muy actual: es joven y trabajador, pero sobre todo por sus actitudes, comportamiento, convicciones y su modo de ser”. Es por ello que la beatificación de este joven es considerada como el acto central de este año de la juventud.
En este contexto, el cardenal Omella ha dirigido una Carta Pastoral bajo el título “Dios está conmigo” que va dirigida en especial a los jóvenes en la que los invita a asumir las convicciones y el estilo de vida de Joan Roig, un estilo de vida marcado por la espiritualidad. “Ciertamente el martirio que recibió fue una gracia, una gracia que él había conquistado, había ganado con su vida cristiana, con su fidelidad al señor, con su espiritualidad, con su devoción eucarística, con su trabajo apostólico a favor, particularmente, de todos los jóvenes” detalla el padre Blanquet, religioso, Hijo de la Sagrada Familia.
El legado que nos deja Joan Roig
“Su espiritualidad, su oración, su entrega y su caridad. Es este el legado más importante que deja a la iglesia en Cataluña, a la iglesia en general y en especial a los jóvenes” asegura el padre Blanquet.
Un legado que ha sido muy bien recibido por los jóvenes, ellos fueron los primeros discípulos suyos, los «vanguardistas» de la Federación, los que reunidos en una asociación llamada de Joan Roig promovieron el proceso de beatificación o de declaración del martirio. “Ellos, que le habían conocido y que habían escuchado y visto su testimonio de vida, que veían como se comportaba con ellos, la nobleza de corazón y su vida espiritual, creían que merecía este testimonio y actualmente todavía persiste esta asociación, ahora con los hijos, o con otros jóvenes, se han seguido sumando llenos de entusiasmo por llevar adelante en su vida y en sus ambientes, el testimonio de Joan” asegura el padre Blanquet.
Además, el Director de la Oficina de las Causas de los Santos de la Archidiócesis de Barcelona destaca en un aspecto muy significativo del nuevo beato: “Él tenía como aspiración o ser abogado para defender las causas de los pobres o bien ser sacerdote para poder contagiar la espiritualidad de muchas otras personas”.
La vida del nuevo beato
Joan Roig nació en la Barcelona de 1917, era hijo de una familia muy cristiana, incluso acomodada económicamente, su padre era catalán y su mamá era de origen inglés. Tuvieron tres hijos, dos hijas y Joan que era el segundo. “Era una familia profundamente cristiana que supo transmitir a sus hijos estos valores, Joan los captó y desde pequeñito manifestó una cierta sensibilidad por lo religioso y lo piadoso” asegura el padre Blanquet y puntualiza que su madre siempre recordó como ya desde la primera comunión “Joan manifiesto deseos de ser misionero para llevar el amor por la eucaristía a otros países y a otros niños como él”.
Cuando Joan ya era joven y estudiaba bachillerato en los Hermanos de la Salle, su padre avaló un préstamo que no fue devuelto y esto supuso un revés económico que llevó a la familia a la ruina. “Se tuvieron que trasladar a El Masnou y esto supuso para Joan un cambio importante porque tuvo que dejar sus estudios diurnos de bachillerato y hacerlo por la tarde y por la noche porque por las mañanas dedicaba su tiempo al trabajo para ayudar a la familia” explica Blanquet. Simultáneamente, en el año 31 se fundó en Cataluña la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña, “una especie de Acción Católica – dice Banquet – en el que muchos jóvenes de todas las ciudades y pueblos se alistaron a esta federación y recibían una formación sólida cristiana y cuando llegó el momento de la persecución religiosa muchos de ellos, más de un centenar mostraron una enorme fidelidad a Cristo, dispuestos a morir por salvar y acompañar la vida de los sacerdotes y de los cristianos”. De hecho – continúa explicando – “algunos de ellos ya están beatificados, Joan será por lo menos el tercero, pero ya hay más de un centenar en lista esperando el proceso de declaración del martirio”.
En la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña, Joan al poco tiempo fue nombrado delegado de los «vanguardistas», una veintena de jóvenes de 10 a 14 años, y vocal de la sección de Piedad. “Joan caló hondo a estos jóvenes vanguardistas porque cuando fue martirizado y terminó la guerra en España, ese grupo de niños vanguardistas fueron los que formaron la primera Asociación de Joan Roig pidiendo el inicio del proceso de declaración de martirio de su tutor, de su maestro”.
El martirio: “Que Dios os perdone como yo os perdono”
La noche del 11 al 12 de septiembre, como cada día, Joan acababa de llegar a su casa cansado, después de una jornada de estudios y trabajo y después de la cena se retiró a descansar. Hacia la madrugada la familia hoyó coches por la calle que circulaban, esto ya había pasado en otros días, habían quemado ya la iglesia del pueblo, también la sede de la Federación, de modo que ya estaban un poco alerta. Aquella noche notaron que los coches se detuvieron en la puerta de su casa y se abalanzaron un grupo de jóvenes de las juventudes libertarias de Badalona llamando a la puerta y Joan abrió.
“Cuando oyó el ruido en la puerta de su casa, antes de salir, Joan comulgó, se apresuró a tomar las Sagradas Formas como viático” asegura el padre Blanquet y continúa: “Entraron a la casa, robaron todo lo que quisieron y después se lo llevaron. En el momento de la detención le dijo a su madre: “Tienes que estar tranquila, God is with me” (Dios está conmigo).
La patrulla de las juventudes libertarias de Badalona, tras varios desplazamientos, lo llevó junto al cementerio nuevo de Santa Coloma de Gramenet, le descargaron del coche y le dispararon cinco tiros al corazón y un sexto en la sien para acabar de rematarlo. Pero él les dijo antes: “que Dios os perdone como yo os perdono”. “Esto lo refirió después uno de los milicianos que estaba presente y que incluso había disparado contra él, de modo que quedó impresionado él y sus compañeros de la endereza y de la serenidad con que Joan en aquel momento tan trágico les dijo estas palabras” relata el padre catalán. Le dejaron allí y el sepulturero se encargó de darle sepultura, pero – señala Blanquet – al ver que era una situación especial le dejó un poco aparte de modo que al día siguiente cuando su madre y sus hermanas fueron para ver dónde estaba enterrado, el sepulturero pudo indicarlo y pudo ser trasladado a un nicho en el cementerio de Santa Coloma”.
La tumba de Juan Roig reposó en el cementerio de Santa Coloma hasta su traslado a la Parroquia de El Masnou.
Publicar un comentario