Alina Tufani - Vatican News
“Una economía en decrecimiento y muchas empresas en quiebra; el sistema de salud con pocos recursos, con graves deficiencias; la realidad política de una democracia incompleta, con resentimiento social; un sistema educativo débil; la violencia se ha incrementado”. Así describen los obispos mexicanos las consecuencias de la crisis profunda causada por la pandemia de Covid-19, que llegó de manera inesperada, “mostrando la fragilidad de las estructuras del país.
En el mensaje publicado, ayer, al final de la 109° Asamblea Plenaria, los obispos lamentan que después de meses de prueba, cuando lo peor parecía superado, cada día aumentan los contagios y las muertes, y mientras “el cansancio, la soledad y desesperación aumentan por la carencia de alimentos y medicamentos”, se multiplican las acciones del narcotráfico y el crimen organizado.
“Es urgente establecer tareas específicas en el campo de lo social: para los pobres y con los pobres, con el mundo del trabajo, con los empresarios, para la promoción de un desarrollo sustentable y socialmente responsable”, advierten los obispos.
El mensaje también recuerda que, a mediados del próximo año, se realizarán las elecciones federales en la que se elegirán a los 500 miembros de la cámara de diputados, por lo que invitan a conocer y analizar las propuestas de los candidatos a los puestos públicos y a participar con responsabilidad. En este contexto, se hacen eco de las palabras del Papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti donde reitera que “la política es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”
Una buena parte del documento del episcopado está dedicada a los signos de esperanza que han surgido de las sombras de la crisis, empezando por el personal de la salud, los cuidadores, voluntarios, familias, sacerdotes y religiosos, entre muchas otras personas que, incluso en circunstancias de riesgo y miedo, han prestado un servicio generoso: “Son manifestaciones de la conciencia de ser familia, comunidad, de que vamos en la misma barca y nos ayudamos unos a otros”.
Como pastores renuevan su cercanía al Pueblo de Dios, quieren ofrecer una palabra de esperanza con la mirada puesta en la Virgen de Guadalupe: “Sigamos edificando la “Casita Sagrada” de nuestra identidad de Pueblo de Dios en nuestra Patria, en toda América y en el mundo entero, descubriéndonos y valorándonos como hijos del mismo Padre, favoreciendo el encuentro, el diálogo, la convivencia y solidaridad en actitudes fraternas marcadas por el perdón, el amor, la justicia y la paz”.
El mensaje recuerda las palabras del Papa que al referirse a la pandemia dijo: “De una crisis no salimos igual: o salimos mejores o salimos peores”. Con este espíritu, los obispos mexicanos exhortan a los fieles a preparar el futuro con esperanza, generando procesos nuevos, superando el egoísmo, las desconfianzas y las descalificaciones, y trabajando por la unidad y concordia. “Con nuestra palabra de consuelo, de esperanza y de aliento, seamos “Iglesia en salida”, concluyen.
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