Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
“Ayudar a los refugiados a sanar sus heridas, a aprender y a determinar su propio futuro”, es el objetivo que hace 40 años, un 14 de noviembre de 1980, inspiró la creación del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS, en sus siglas en inglés). Un legado de su fundador el Padre Pedro Arrupe SJ que, hoy, continúa trabajando con una óptica donde prevalece el “estar con y hacer con, en lugar de hacerlo para”, es decir, que “la presencia entre los refugiados es compartir con ellos, acompañarlos, caminar juntos por el mismo camino”.
Y así ha sido en cada región del mundo donde los conflictos ponen en fuga a millares de personas en Asia, América Latina, Europa sudoriental y África. El JRS actualmente está presente en más de 50 países en todo el mundo y brinda asistencia a más de 680.000 personas. Todo el trabajo es supervisado por 10 oficinas regionales con el apoyo de la Oficina Internacional en Roma.
Si bien la esencia del servicio a los refugiados es estar y caminar junto a ellos a lo largo de su experiencia de desplazamiento, son numerosos los proyectos abordados por la institución, que van desde centros educativos y de seguridad alimentaria, hasta la capacitación en medios de vida o herramientas de reconciliación. Todo ello, respaldado por una planificación estratégica, negociaciones políticas y sostenibilidad financiera.
Celebrando el aniversario con un encuentro virtual
Es por ello, que para conmemorar sus cuatro décadas, el JRS invita a un encuentro virtual, el sábado 14 de noviembre, a las 15, hora de Roma, en el que hablarán los protagonistas, voluntarios, refugiados y benefactores, para contar sus historias y dar testimonio de lo que ese servicio ha representado en sus vidas.
El evento es solo una parte de lo que el JRS ha estado realizando en el transcurso de este año para honrar el legado del padre Arrupe y a los beneficiarios en todo el mundo. En particular, se ha elaborado una serie de entrevistas a refugiados que testimonian cómo han logrado curar sus heridas, aprender y trazar su futuro. Otros videos son protagonizados por los religiosos y religiosas que han respondido al llamado a la misión y al servicio con el JRS con gran dedicación y generosidad.
Misión y amor por los refugiados
También se han recogido las reflexiones de voluntarios y el personal laico sobre su trabajo mientras acompañan a los refugiados en algunos de los 56 países donde está presente el servicio.
“Nuestra misión se arraiga en un amor por los refugiados, profundamente relacionado con el inagotable amor de Dios por nosotros”, se lee en el portal del JRS. “Nuestro servicio a los refugiados – agrega - es una expresión de nuestro deseo de acompañar fielmente a aquellos que sufren tanto rechazo y vacío en sus vidas”.
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