Reflexión sobre los Evangelios diarios
Invocamos al Espíritu Santo
Espíritu Santo llena de alegría y paz mi corazón y da sabiduría a mi mente para poder entender la Palabra de Dios. Amén.
Evangelio según San Juan 3,7b-15.
Jesús dijo a Nicodemo: “Ustedes tienen que renacer de lo alto. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu». “¿Cómo es posible todo esto?”, le volvió a preguntar Nicodemo.
Jesús le respondió: “¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”.
Palabra del Señor
¿Qué dice el texto?
Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
¿Qué nos dice Dios hoy en el texto?
Nosotros vivimos en una sociedad científica. Nos gustan las comprobaciones, los libros de ciencia. Los científicos se han vuelto como los sabios del momento que hay que escuchar. Todo quisiéramos tamizarlo con la ciencia y despreciamos a quienes dan opiniones sin una base científica.
El texto del Evangelio de Juan que leemos hoy, continuación del de ayer, es una aproximación a lo que Jesús nos muestra de nuestra incredulidad. Nicodemo, el hombre de la Ley vino a confrontar a Jesús y preguntarle. Pero pareciera que en este texto podemos aplicar muchos proverbios de nuestra sabiduría popular como “fue por lana y volvió trasquilado”. Con un poco de humor, pero con energía, Jesús retoma el tema de la incredulidad de las personas. A través de la lectura de los Evangelios vamos viendo cómo Jesús va a ir cambiando la mentalidad. No se trata de la ciencia, no se trata del saber la ley, se trata del ENCUENTRO con una persona, la de nuestro Señor JESUCRISTO.
Jesús anticipó también su muerte en cruz. Cuando recordó que la serpiente que Moisés levantó en el desierto para curar a los que habían sido mordidos por las serpientes. De la misma manera entendamos hoy que en nuestra ansiedad de no saber qué pasará con nuestro futuro, hay una esperanza viviente. Es Jesús, quién por su cruz y resurrección le da un nuevo sentido a nuestra humanidad. Te invito a poner todas tus angustias, miedos, dolores, tristezas en la cruz del Señor. Para que Él colgado del madero, sea también quien enarbole la salvación personal tuya. Hay una oración a la Santa Cruz de Cristo. Te invito a que tengas contigo una cruz en tu mano, o si tienes alguna en casa, concéntrate en esa cruz. Con fe y con esperanza, repite varias veces esta frase tomada de esa oración. Y ten la confianza plena que el Señor acepta tu inquietud y te da la paz y la armonía para vivir con esperanza.
“Santa Cruz de Jesucristo,
haced que alumbre el camino de la salud”.
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