VATICANO, 04 Oct. 19 (ACI Prensa).-
El Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, destacó el legado para Venezuela y América Latina del Siervo de Dios José Gregorio Hernández, quien, en cuanto concluya el proceso de canonización, se convertiría en el primer santo hombre de Venezuela.
Durante un encuentro celebrado en la Pontificia Universidad Lateranense, en Roma, el pasado jueves 3 de octubre, el Cardenal, que fue Nuncio Apostólico en Venezuela desde 2009 hasta 2013, recordó que “el catolicismo venezolano está marcado por tres amores que también caracterizan a todo el continente americano: la Eucaristía, amor a Jesús en la Eucaristía; la Virgen María, amor a la madre de Jesús; al Papa Francisco, amor al vicario de Cristo en la tierra.
Además, añadió que “se podría hablar de un cuarto amor, el amor al Siervo de Dios, el Venerable José Gregorio Hernández”.
En ese sentido, explicó que “José Gregorio no es sólo patrimonio de los católicos, pertenece a todos los venezolanos, pobres y ricos, pertenece a todos los ciudadanos con independencia de su religión e ideología política”.
Asimismo, subrayó que “José Gregorio es un ejemplo de cómo la Iglesia crece por atracción y no por proselitismo, como repite insistentemente el Papa Francisco”.
En el encuentro, que llevaba por título “Reflexiones sobre un Testimonio de la paz, para un proceso de paz”, con motivo de los actos de conmemoración del centenario de la muerte del Venerable, se habló sobre su biografía y sobre su proceso de beatificación.
En el evento participaron también el Cardenal Baltazar Porras y la postuladora de la causa, Silvia Mónica Correale.
El Cardenal Porras afirmó que el Veneragble José Gregorio Hernández es un ejemplo de respuesta a la llamada universal a la santidad, señaló que fue “un hombre a la búsqueda de Dios” que “hizo de su profesión un servicio al necesitado”, e insistió en que su figura “puede propiciar la reconciliación en Venezuela”.
Por su parte, la postuladora explicó cómo es un proceso de canonización, con sus diferentes fases, e hizo hincapié, en primer lugar, en la constante búsqueda de José Gregorio de su misión y, en segundo lugar, su compromiso con la paz, que le llevó a ofrecer en holocausto su vida por el fin de la Primera Guerra Mundial.
José Gregorio Hernández murió un mes después de la firma del Tratado de Versalles, que puso fin a la contienda mundial, atropellado por un vehículo.
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