(RV).- “Es hora de trabajar con mayor responsabilidad para salvaguardar nuestros océanos, nuestro hogar común, y nuestros hermanos y hermanas, hoy y en el futuro”, aliento del Papa Francisco en una Carta firmada por el Cardenal Secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin y enviada a los participantes en la IV Conferencia de alto nivel: “Nuestro Océano. Un Océano para la vida” (Our Ocean), que concluye hoy en Malta.
El Evento se desarrolló del 5 al 6 de octubre, y estuvo organizado por la Unión Europea. Este año, además de continuar con el compromiso en los sectores de las zonas marítimas protegidas, de la pesca sostenible, de la contaminación marina y de la lucha contra la repercusión del cambio climático en los océanos, se han añadido los temas de la economía azul y de la seguridad marina, centrados en el Mar Mediterráneo y los Océanos Atlántico e Índico.
Cuestiones urgentes que afectan el bienestar de los Océanos
En la Misiva, el Santo Padre resaltó los temas tratados durante la Conferencia, tales como: la salud de los océanos, así como la coordinación y la gestión de diversas actividades por encima o por debajo de los mares. Además, su Santidad aprovecha esta ocasión para alentar un esfuerzo concertado para abordar una serie de cuestiones urgentes que afectan directamente el bienestar de innumerables hombres y mujeres: la trata de personas, mano de obra esclava y condiciones de trabajo inhumanas asociadas con la industria pesquera y la navegación comercial, el nivel de vida y las oportunidades de desarrollo en las comunidades costeras y de las familias de los que pescan, y la situación de las islas amenazadas por la subida del nivel del mar.
“Reflexionar sobre estos temas – afirma el Papa – conduce inevitablemente a dos conclusiones: la primera es un reconocimiento de nuestro deber de cuidar los océanos como parte de una visión integrada del desarrollo humano. La segunda – señala el Pontífice – se refiere a la necesidad de una gobernanza multilateral encaminada a la búsqueda del bien común y equipada para operar a nivel global y regional, guiada por el derecho internacional e inspirada en el principio de subsidiariedad y el respeto de la dignidad de cada persona humana”.
Los océanos son el patrimonio común de la familia humana.
“Sólo con un profundo sentido de humildad, asombro y gratitud – puntualizó el Papa Francisco – podemos hablar con razón del océano como nuestro. Cuidar esta herencia común implica necesariamente el rechazo de formas cínicas o indiferentes de actuar”. No podemos pretender ignorar los problemas de la contaminación de los océanos como resultado, por ejemplo, de los plásticos y micro-plásticos que entran en la cadena alimentaria y tienen graves consecuencias para la salud de la vida marina y humana. Tampoco podemos permanecer indiferentes, subraya el Papa, ante la pérdida de los arrecifes de coral, lugares esenciales para la supervivencia de la biodiversidad marina y la salud de los océanos, al ser testigos de un maravilloso mundo marino transformado en cementerios subacuáticos despojados de vida y de color.
Antes de concluir su mensaje, el Papa Francisco señala que, los océanos nos recuerdan la necesidad de educar para el pacto entre la humanidad y el medio ambiente. En este sentido, el Pontífice afirma que, hay que esforzarse para educar a los jóvenes para que cuiden los océanos, pero también, siempre que sea posible, para ayudarles a crecer en el conocimiento, el aprecio y la contemplación de su vastedad y grandeza. Pues la contemplación de la creación puede enseñarnos lecciones valiosas y ser una fuente de inspiración interminable.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)
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