vaticanews
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Durante una de sus visitas pastorales a África, el Papa Juan Pablo II se dirigió a los catequistas de Angola, reunidos en la Catedral de Benguela, con estas palabras que pueden reflejar la realidad de los catequistas en las Iglesias jóvenes: “Queridos catequistas, ¡qué grande es vuestra misión en la Iglesia! Sois una auténtica vanguardia de los laicos. Muchas veces la consolidación de nuevas comunidades cristianas ha dependido de vosotros, por no decir la primera piedra de su fundación, con el primer anuncio del Evangelio a quienes no lo conocían. Si los misioneros no podían estar presentes o tenían que marcharse a toda prisa inmediatamente después del primer anuncio, erais vosotros, los catequistas, los que apoyabais y formabais a los catecúmenos, los que preparabais al pueblo cristiano para los sacramentos, los que enseñabais la catequesis y los que asumíais la animación de la vida cristiana en vuestros pueblos o barrios (...). Agradeced al Señor el don de vuestra vocación, por la que Cristo os ha llamado y os ha elegido entre otros hombres y mujeres para ser instrumentos de su salvación. Responded con generosidad a vuestra vocación y tendréis vuestro nombre escrito en el cielo” (Benguela, 9 de junio de 1992).
El último Anuario Estadístico de la Iglesia (2019) registra que hay 3.074.034 catequistas en el mundo. El desglose continental, con los países en los que están presentes en mayor número, muestra las siguientes cifras: ÁFRICA: total 439.219 (Rep.D.Congo 78.921; Mozambique 56.366; Argelia 43.018). AMÉRICA: total 1.721.782. (Norte: EEUU 325.259; Centro: México 288.628; Sur: Brasil 510.861). ASIA: total 390.465 (India 145.877; Filipinas 97.782; Vietnam 67.247). EUROPA: Total 508.650 (Italia 237.717; España 97.822; Portugal 53.995). OCEANÍA: Total 13.918 (Australia 6.844; Papúa Nueva Guinea 2.574; Islas Salomón 1.020).
El Concilio Vaticano II, en su Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia Ad Gentes (n. 17), citaba “el grupo, tan merecedor de la labor misionera, formado por los catequistas, tanto hombres como mujeres, que, animados por un espíritu apostólico y haciendo grandes sacrificios, dan una contribución singular e insustituible a la propagación de la fe y de la Iglesia”. Reconociendo que “la tarea del catequista es de suma importancia”, el Papa Pablo VI subrayó la importancia de su formación, “para que pueda desempeñar su tarea de la mejor manera” y sugirió la apertura de escuelas diocesanas y regionales, la organización de conferencias y cursos de actualización. Esperando ya entonces que “la formación y el sustento de los catequistas sean adecuadamente provistos por subsidios especiales de la sagrada Congregación de Propaganda Fide” y que a los catequistas convenientemente formados se les dé “la misión canónica en la celebración pública de la liturgia, para que estén al servicio de la fe con mayor autoridad a los ojos del pueblo”.
La Obra Pontificia de la Propagación de la Fe destina anualmente parte de sus aportaciones a la formación de catequistas y a su sostenimiento en los territorios de misión. Las últimas cifras indican que unos 11 millones y medio de dólares se destinan principalmente a África y Asia, y en menor medida a América Latina y Oceanía. La Obra Pontificia de la Santa Infancia, que tiene como objetivo la apertura misionera de los niños y los jóvenes, también está constantemente comprometida en la formación de catequistas a nivel local, en la producción de guías y ayudas para los catequistas y los niños, así como en la creación de estructuras donde se puedan llevar a cabo actividades de catequesis.
En su “Guía para catequistas”, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos reconoce la importancia de los catequistas laicos. “Bajo la guía de los sacerdotes, de hecho, continúan anunciando con franqueza la ‘buena nueva’ a sus hermanos y hermanas pertenecientes a otras religiones, preparándolos entonces para entrar en la comunidad eclesial a través del bautismo. Mediante la instrucción religiosa, la preparación para los sacramentos y el fomento de la oración y las obras de caridad, ayudan a los bautizados a crecer en el fervor de la vida cristiana. Donde los sacerdotes son escasos, también se les confía la dirección pastoral de pequeñas comunidades alejadas del centro. A menudo están llamados a dar testimonio de su fidelidad soportando duras pruebas y dolorosas dificultades. La historia pasada y reciente de la evangelización, además, atestigua su coherencia hasta el don de su vida. Verdaderamente los catequistas son un orgullo de la Iglesia misionera”.
(SL) (Agencia Fides 11/5/2021)
Compartir:
Publicar un comentario