Fiestas de Guadalupe en tiempos de pandemia

Sistema de Información del Vaticano

(zenit – 12 dic. 2020).- Con motivo del día de la Virgen de Guadalupe, celebradas hoy, 12 de diciembre de 2020, el P. Carlos Gómez- Ruiz, sacerdote teatino, ofrece a continuación un artículo sobre cómo celebrar las fiestas de Guadalupe en tiempos de pandemia y explica el origen de esta devoción.

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“Lo que te afligió que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad, ni ninguna otra cosa punzante, aflictiva. ¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa? Que ninguna otra cosa te aflija, te perturbe” (Nican Mopohua).

Son las dulces palabras que recibió san Juan Dieguito luego de haber expresado a la Virgen su principal inquietud, con las siguientes palabras: “Con pena angustiaré tu rostro, tu corazón; te hago saber, Muchachita mía, que está muy grave un servidor tuyo, tío mío. Una gran enfermedad se le ha asentado, seguro que pronto va a morir de ella. Y ahora iré de prisa a tu casita de México, a llamar a alguno de los amados de nuestro Señor, de nuestros sacerdotes, para que vaya a confesarlo y a prepararlo, porque en realidad para ello nacimos, los que vinimos a esperar el trabajo de nuestra muerte”.

La actitud del santo revela un hecho (expondremos un poco más adelante el marco de estos diálogos entre la Madre del cielo y el santo joven indígena): a largo de los siglos, los cristianos nos hemos encomendado a María en tiempos de guerra, epidemias y hambre. En tiempos de dificultad en general, en turbulencia como la de estos días, la Virgen es un refugio seguro, fuente de consuelo y de esperanza.

Hoy nadie ignora que la gente está enferma y muriendo, que hay mucha gente sola, asustada y deprimida, que otras han perdido su trabajo o temen perderlo. En la actualidad, evidentemente, el pueblo de Dios necesita un liderazgo sabio, prudente y compasivo –quizá en estos más que en otros tiempos–, y hay un anhelo por la vida sacramental (especialmente eucarística). Por esto, también nosotros, podemos implorar a María, porque ella, la madre del Buen Pastor, con su enseñanza y ejemplo, ilustra con claridad lo que significa e importa para la vida el liderazgo de servicio.

Breve historia de la fiesta

La fiesta de la Guadalupana se celebra el 12 de diciembre de cada año para recordar las cinco apariciones y el milagro que acontecieron en torno a esa fecha en 1531. Habían pasado solo 10 años que se había consumado la conquista española del Imperio azteca, un momento de profunda depresión, y lo que sabemos que se desarrolló en torno a un cerro de la Ciudad de México lo conocemos gracias a un documento llamado Nican Mopohua, un relato que conjuga la tradición española y la indígena, repasemos brevemente los hechos.

Allí se narra que, en la madrugada del sábado 9 de diciembre de ese año, dirigiéndose a pie a Tlatelolco, en el cerro Tepeyac tuvo lugar una primera aparición de la Virgen María con el título de “la perfecta siempre virgen santa María, madre del Dios verdadero”, a san Juan Diego Cuauhtlatoatzin (1474-1548), un indígena chichimeca, al cual encargó pedir la construcción de una iglesia a fray Juan de Zumárraga, el obispo de la Capital.

Ante el escepticismo del obispo, ese mismo día por la tarde, el indígena retornó a la Virgen, la cual, en una segunda aparición le pidió que insistiese, lo cual realiza el domingo 10. El obispo examinó su fe y pidió pruebas objetivas de la aparición.

En una tercera aparición, el 10 de diciembre por la tarde, la Virgen María dialogó con Juan Diego y le mandó ir a reencontrarla al día siguiente, lunes 11, para recibir la señal que el obispo le solicitaba.

Sin embargo, el día 11 su tío Juan Bernardino enfermó gravemente, por lo que san Juan Diego no se presentó ante la Virgen.

El martes 12, el Santo Indígena se encaminó muy de madrugada a Tlaltelolco, buscando un sacerdote que auxiliase a su tío. Temiendo que la Virgen lo entretuviera en su camino, buscó evitarla, subiendo por una ladera del Tepeyac para rodearlo y continuar su camino.

Para su sorpresa, atestiguó una cuarta aparición de la Virgen. Allí, san Juan Diego le compartió la situación de su tío. La Virgen le respondió con uno de los párrafos más bellos de la historia mariana en la Iglesia: “¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?”.

Al tiempo que expresaba estas palabras, en una quinta aparición, ante Juan Bernardino, el tío enfermo, le curó de sus enfermedades y le manifiestó su nombre: de ahora en adelante, se le conocerá como la siempre Virgen santa María de Guadalupe.

Con la convicción de que su tío había sanado, san Juan Diego pidió a la Virgen la señal y el mensaje para el obispo. Santa María de Guadalupe le invitó a subir a la cumbre del Tepeyac, donde, a pesar de que era invierno, pudo recolectar rosas de Castilla, flores que fue acomodando en su “tilma”.

San Juan Diego fue entonces ante el obispo para presentarlas como prueba de la veracidad de sus palabras. Delante de él, elsSanto abrió su “tilma” para dejar caer las flores, mientras que en el tejido aparecía, inexplicablemente impresa, gracias a un milagro, la bella imagen de la Virgen de Guadalupe, que desde aquel momento se convirtió en el corazón espiritual de la Iglesia en México.

Devoción especial en México y Latinoamérica

Sin duda la celebración religiosa más importante de México es la fiesta de la Guadalupana. Después de la basílica de San Pedro en Roma, la basílica de la Virgen de Guadalupe es el santuario mariano más visitado de la Iglesia Católica, pues unos 20 millones de fieles acuden a su altar mayor cada año.

Las apariciones de la Virgen Morena marcaron para siempre la historia de México, desde entonces el pueblo tuvo conciencia de nación y ya para 1810, por ejemplo, su imagen fue el estandarte con el cual el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla encabezó el inicio de la guerra de independencia.

En la Revolución Mexicana, un siglo después, el Ejército del Sur, con Emiliano Zapata a la cabeza, adoptó como emblema esta bella imagen mariana. Desde el inicio de la época colonial a fray Bernardino de Sahagún le llamó la atención que, después de las apariciones, llegaban miles de personas de muchas partes del territorio de la Nueva España al Tepeyac.

El culto para el siglo XVII estaba evidentemente muy difundido, al grado de en casi todas las casas de españoles, de indios, de mestizos y de mulatos había reproducciones de su imagen, y en varias de las iglesias más importantes, entre ellas las catedrales de México, Puebla y Oaxaca, había ya altares en su honor.

Festividad en tiempos de pandemia: alternativas

Ha sido el mismo santuario mariano el que ha pedido que todos aquellos que deseen peregrinar a la Villa de Guadalupe que pospongan sus visitas de noviembre a enero del próximo año, cuando haya pasado la pandemia en 2021, siempre visitas escalonadas, respetando los protocolos de salud.

Son varias las alternativas que los pastores y teólogos mexicanos han pensado para celebrar esta fiesta tan sentida en el pueblo fiel desde casa en estos tiempos de pandemia. Estas opciones son de dos tipos: o digitales o caseras. Enlistamos algunos ejemplos a continuación.

Iniciativas digitales

El sitio oficial de la basílica de Guadalupe ( virgendeguadalupe.org.mx ) ha organizado las siguientes actividades digitales a las que los devotos nos podemos unir digitalmente.

1.º El santuario mariano ha hecho lo posible para que los fieles manden encender una vela o una antorcha el 11 de diciembre, en el atrio de la basílica junto a la estatua de san Juan Pablo II, simbolizando su propia presencia ante la Virgen.

2.º También se ha organizado que una gran figura virtual de la Virgen de Guadalupe que será diseñada con las fotografías de las personas o familias que piden una intención.

3.º Las peticiones o agradecimientos a Dios por intercesión de la Guadalupana que lleguen a la página web del santuario mariano, serán colocadas en el altar mayor.

4.º Podremos también enviar una foto del lugar (casa, calle, parroquia, local, barrio, colonia) donde celebraremos a la Virgen Morenita, la cual luego formará parte de las plataformas digitales como testimonio de la propia presencia espiritual.

5.º Finalmente y quizá lo más importante de todo, podremos seguir la Misa del 11 de diciembre (a media noche) y la del 12 de diciembre (a medio día), las cuales serán pregrabadas y transmitidas no solo de modo digital sino incluso por los medios analógicos de comunicación más tradicionales como la radio y la televisión.

Iniciativas para celebrar desde casa

Queremos separar las iniciativas caseras, o sea aquellas que nos ayuda a celebrar desde casa a la Virgen del Tepeyac, de las iniciativas digitales, porque a veces podemos caer en la tentación de creer que basta con pagar para que los otros hagan el acto devocional para que nosotros hayamos “cumplido”. Las iniciativas que se enlistan a continuación más bien plantean que estemos más involucrados en su realización.

1.º Podríamos preparar un lugar de oración a la Santísima Virgen de Guadalupe en nuestro hogar. Es cierto que muchos hogares poseen una imagen o incluso un altar dedicado a ella, pero si este año lo adornamos con mucho cariño, lo hacemos muy especial, en la medida de nuestras posibilidades, involucrando a los miembros de nuestras familias, habremos simbolizado que no se nos pasa por alto la celebración.

De hecho, si hacemos esto y luego nos unimos a través de los medios de comunicación a la celebración eucarística desde la basílica de Guadalupe el 12 de diciembre: sea en punto de la media noche (tiempo del centro de México), sea justo medio día, en la llamada “Misa de las rosas”, la arquidiócesis de México ha difundido que la Santa Sede ha concedido la indulgencia plenaria siguiendo las otras condiciones habituales (orar por las intenciones del Santo Padre, confesar sacramentalmente los pecados y comulgar sacramentalmente), la cuales pueden ser satisfechas en cuanto las condiciones de seguridad por la emergencia sanitaria lo permitan.

2.º Sigamos agradeciendo a nuestra Madre su maternidad, la cual nos contiene, dignifica, enseña y anima a vivir como hermanos.

3.º Tratemos de honrar a nuestra Señora imitando su amor y respeto hacia todos, a nivel personal y comunitario, siendo capaces de establecer una presencia amable, cordial y cercana al ser y circunstancias vitales de los otros.

En resumen, veneremos a nuestra Madre del Cielo, que es Madre de Dios y Salud de los Enfermos, con la misma actitud con la que Juan Diego recibió la salud de su tío y mereció recibir su bendita imagen.

“Y Juan Diego, cuando oyó la amable palabra, el amable aliento de la Reina del Cielo, muchísimo con ello se consoló, bien con ello se apaciguó su corazón” (Nican Mopohua).

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