(zenit – 15 dic. 2020).- El lunes 14 de diciembre de 2020, los presidentes del Comité de Doctrina de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) y del Comité de Actividades Pro-Vida emitieron una declaración sobre la vacuna contra la COVID-19.
Según ha informado la propia USCCB, en su comunicado, los obispos se refirieron a las cuestiones morales derivadas del hecho de que las tres vacunas que parecen estar listas para su distribución en Estados Unidos tuvieran alguna conexión con líneas celulares originadas con tejidos extraídos de abortos.
Vacunas de Pfizer y Moderna
El análisis ético fue abordado por monseñor Kevin C. Rhoades, de Fort Wayne-South Bend, y Mons. Joseph F. Naumann, de Kansas City. A modo de conclusión, señalan que “las razones para aceptar las vacunas” de Pfizer y Moderna son “suficientemente válidas para justificar su uso, a pesar de su remota conexión con cepas celulares moralmente comprometidas”.
En vista de “la gravedad de la pandemia” y la falta de “vacunas alternativas”, prosiguen, el hecho de recibirlas “debe entenderse como un acto de caridad hacia los demás miembros” de la comunidad y un “acto de amor al prójimo y parte de nuestra responsabilidad moral por el bien común”.
Vacuna de AstraZeneca
Sin embargo, los prelados consideran la vacuna de AstraZeneca como evitable por estar “comprometida moralmente”, salvo que alguien no tenga opción de vacunarse, “al menos no sin sufrir un retraso prolongado en la inmunización, lo que pudiera tener graves consecuencias para la salud de la persona y la de sus semejantes”.
Por otra parte, los mitrados advirtieron que los católicos “debemos estar alerta para que las nuevas vacunas contra la COVID-19 no nos desensibilicen ni debiliten nuestra determinación de oponernos al mal del aborto en sí y al posterior uso de células fetales en la investigación”.
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