Asmara (Agencia Fides) - Los habitantes de Macallè, en Tigray, tienen miedo. Después de los combates de noviembre, la ciudad está bajo el control de las fuerzas federales etíopes, pero todavía no es segura. Pandillas de delincuentes locales realizan redadas saqueando centros de salud, tiendas, almacenes. Incluso los propios soldados de Addis Abeba llevan a cabo continúas redadas. “Si encuentran material precioso (anillos, collares, etc.), se lo quedan - explica Abba Mussie Zerai, un sacerdote eritreo de la Eparquía de Asmara que está en constante contacto con los sacerdotes de Tigrin - si encuentran armas, fotos o insignias del Tplf (el partido Tigrinya, quien encabezó la revuelta contra el gobierno de Addis Abeba, ed.) Se desencadenan arrestos. La gente vive con gran inseguridad. Teme estas incursiones en sus propios hogares”.
Desde Tigray también llegan rumores de una presencia militar eritrea en Macalle. Hay rumores, pero sin confirmación oficial, según los cuales los soldados de Asmara están trabajando junto a los soldados del ejército federal etíope. “Desde hace algún tiempo se habla de la presencia de eritreos - continúa Abba Mussie - pero lo dudo. Si en la guerra de Tigray la alianza entre Eritrea y Etiopía es un hecho establecido, no creo que hay pelotones eritreos en la zona. Ninguna fuente del lugar con la que he hablado me ha confirmado algo así”.
Por otro lado, lo que sí es seguro, es la actividad de las fuerzas eritreas en la frontera. Según fuentes locales escuchadas por la Agencia Fides, los soldados eritreos han arrestado y se han llevado de los pueblos a un centenar de personas Irob, un grupo étnico que vive en parte en Eritrea y en parte en Etiopía. No se sabe qué ha sido de ellos y por qué fueron detenidos, solo se sabe que desaparecieron a pesar de no haber tenido ningún papel en el conflicto del Tigray.
Un destino similar les sucedió a los refugiados eritreos que vivían en ciudades etíopes y, en particular, en Addis Abeba. “Las fuerzas del orden etíopes - explica abba Mussie - han organizado varios convoyes de autobuses para llevar a estos refugiados a los campos de refugiados en Tigray. Cientos de personas que huyeron del régimen opresivo de Asmara han sido conducidas a campamentos de refugiados en un área que aún no está completamente pacificada. Arriesgan sus vidas, eso es seguro. Por eso hacemos un llamamiento para que sean llevados a un lugar seguro y, sobre todo, no devueltos a Eritrea donde quedarían expuestos a represalias y torturas”.
Mientras tanto, en Tigray, la guerra no parece haber terminado. Ante el avance del ejército federal, los milicianos de Tigrinya se han retirado y refugiado en las montañas. “Los tigrinos son un pueblo orgulloso y seguirán luchando - concluye abba Mussie -. Seguramente los líderes del TPLF y una gran parte de sus fuerzas se esconden en las zonas altas. Son zonas que conocen bien, lucharon allí durante años primero contra el dictador Manghistu Hailè Mariam y luego contra los eritreos. Temo que la voz oscura de las armas siga retumbando en esos valles durante años”.
(EC) (Agencia Fides 15/12/2020)
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