Así lo informó, a través de una nota, el Secretariado de Medios de Comunicación de la Archidiócesis de Granada.
Se trata de un pequeño hueso del santo, que, efectivamente fue depositado durante la Eucaristía en el I Domingo de Adviento, celebrada en el templo catedralicio y presidida por Mons. Javier Martínez arzobispo de Granada.
La Eucaristía
La Santa Misa comenzó por ello con el altar desnudo y, siguiendo la liturgia en este tiempo de Adviento que se iniciaba, se encendió la primera de las cuatro velas de la Corona de Adviento.
La de la Corona, supone una tradición que el arzobispo animaó a los fieles a practicar, recordando que el Adviento es este “tiempo del anhelo de la felicidad, que es probablemente sello de nuestra humanidad”. “Cada Eucaristía es una celebración del Misterio que Cristo nos comunica, Su Vida divina, y nos abraza con Su Amor”, señaló en su homilía.
La reliquia
Al término de la liturgia de la Palabra, Mons. Javier mostró a los fieles una pequeña caja que incluía un hueso pequeño del copatrón de Granada y que posteriormente, junto con la documentación que se conserva en la Catedral y el acta, será introducido y sellado en el interior del altar catedralicio.
Mons. Martínez elevó una oración a Dios y mencionó a distintos santos y beatos de nuestra diócesis, recordando así a los beatificados en nuestra diócesis, el beato fray Leopoldo de Alpandeire y la beata María Emilia Riquelme y Zayas. “Ayúdanos, Señor, a ser ‘Iglesia en salida’, acercándonos a todos, especialmente a los más desfavorecidos”, imploró el prelado en nombre de toda la diócesis junto con la reliquia depositada sobre el altar.
Posteriormente, el altar fue de nuevo vestido con los elementos litúrgicos para continuar con la Misa, en la que, como cada domingo en la catedral, la colecta de los fieles está destinada a los campos de refugiados de Jordania, Siria e Irak.
San Juan de Dios
De acuerdo a la página de los hermanos de san Juan de Dios, este santo nació en 1495, en un pequeño pueblo portugués. Hasta los cuarenta años vivió diversas aventuras y trabajó en diversos oficios como pastor, soldado, albañil y librero.
Juan de Dios fue pionero en la actividad asistencial, al separar por primera vez a los pacientes por el tipo de enfermedad que sufrían y destinar una cama para cada enfermo. Entre 1538-1539 fundó en Granada su primer hospital, revolucionario para su época también por el trato y calor humano que los enfermos reciben de Juan y sus compañeros.
Conversión y misión
Esta forma de atender a los enfermos y necesitados surge tras su episodio de conversión religiosa que se produjo al escuchar a san Juan de Ávila predicar. Esta predicación le condujo a una gran conmoción espiritual y, al ponerse a gritar, le dieron por loco, siendo ingresado en el Hospital Real.
Allí sufrió el tratamiento que se daba a las personas enajenadas (celdas oscuras, maniatados, tratados con azotes, baños por sorpresa, exorcismos o cadenas) y descubrió su posterior misión, pidiendo a Dios que cuando saliera dispusiese de un hospital donde las personas recibieran otro tipo de trato.
Patrón
Muere el 8 de marzo de 1550 y su entierro constituyó una extraordinaria manifestación de duelo y fervor hacia su persona y su obra por parte del pueblo, la nobleza y las autoridades de aquella época. En 1886 fue proclamado patrono de los Hospitales y de los Enfermos. En 1930, patrón de los enfermeros y de sus asociaciones.
Además es patrón del Cuerpo de Bomberos por su actuación durante la extinción de un incendio declarado en el Hospital Real de Granada, del que consiguió sacar ilesos a cuantos enfermos se encontraban en su interior.
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