El Papa Francisco alerta a la Curia Romana sobre la tentación de la rigidez

Sistema de Información del Vaticano

VATICANO, 21 Dic. 19 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco alertó sobre la “tentación de la rigidez” al hablar de la reforma de la Curia Romana este sábado 21 de diciembre ante los cardenales y superiores de la Curia.

“Es necesario alertar contra la tentación de asumir la actitud de la rigidez. La rigidez que proviene del miedo al cambio y termina diseminando con límites y obstáculos el terreno del bien común, convirtiéndolo en un campo minado de incomunicabilidad y odio. Recordemos siempre que detrás de toda rigidez hay un desequilibrio. La rigidez y el desequilibrio se alimentan entre sí, en un círculo vicioso. Y hoy esta tentación de la rigidez se ha convertido muy actual”, advirtió el Papa.

En el tradicional encuentro anual paras las felicitaciones navideñas que se llevó a cabo en la Sala Clementina del Palacio apostólico vaticano, el Santo Padre agradeció al hasta hoy Decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Angelo Sodano, “por su disponibilidad, dedicación, eficiencia y gran capacidad organizativa y de coordinación” y anunció que “ahora toca a los Cardenales y Obispos elegir un nuevo Decano” por lo que esperó que “elijan a alguno que se ocupe a tiempo completo de este cargo tan importante”.

Tras expresar también su agradecimiento “por la dedicación cotidiana que ofrecen al servicio de la Iglesia” a todas las personas que prestan servicio en la Curia, como también a los Representantes Pontificios, el Pontífice deseó en palabras del santo Cardenal John Henry Newman que la Navidad “nos encuentre cada vez más parecidos a quien, en este tiempo, se ha hecho niño por amor a nosotros; que cada nueva Navidad nos encuentre más sencillos, más humildes, más santos, más caritativos, más resignados, más alegres, más llenos de Dios”.

El Santo Padre abordó el tema de la actuación de la reforma de la Curia Romana y reiteró que dicha reforma “no ha tenido nunca la presunción de hacer como si antes no hubiese existido; al contrario, se ha apuntado a valorizar todo lo bueno que se ha hecho en la compleja historia de la Curia”.

“Es preciso valorizar la historia para construir un futuro que tenga bases sólidas, que tenga raíces y por ello pueda ser fecundo. Apelar a la memoria no quiere decir anclarse en la autoconservación, sino señalar la vida y la vitalidad de un recorrido en continuo desarrollo”, afirmó el Papa.

En concreto, el Pontífice señaló que el núcleo de la reforma es “la primera y más importante tarea de la Iglesia: la evangelización” y citó la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi de San Pablo VI para recordar que “evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar”.

“En realidad, el objetivo actual de la reforma es que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” indicó el Papa.

Por ello, el Papa Francisco explicó que “la reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras” y añadió que por este motivo se consideró proponer para la nueva Constitución Apostólica que se está preparando sobre la reforma de la Curia romana el título de Praedicate evangelium.

Después, el Pontífice se refirió a cuatro Dicasterios de la Curia relacionados con este tema que son: la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Congregación para la Evangelización de los pueblos; pienso también en el Dicasterio para la Comunicación y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

En esta línea, Francisco destacó la necesidad de nuevos paradigmas “que nos ayuden a reposicionar nuestros modos de pensar y nuestras actitudes” y advirtió: “hermanos y hermanas: no estamos más en la cristiandad. No más. Hoy no somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más escuchados. Por tanto, necesitamos un cambio de mentalidad pastoral, que no quiere decir pasar a una pastoral relativista”.

“Se trata, por lo tanto, de grandes desafíos y equilibrios necesarios, a menudo difíciles de lograr, por el simple hecho de que, en la tensión entre un pasado glorioso y un futuro creativo y en movimiento, se encuentra el presente en el que hay personas que irremediablemente necesitan tiempo para madurar; hay circunstancias históricas que se deben manejar en la cotidianidad, puesto que durante la reforma el mundo y los eventos no se detienen; hay cuestiones jurídicas e institucionales que se deben resolver gradualmente, sin fórmulas mágicas ni atajos”, advirtió.

En este sentido, el Papa alertó también sobre “la tentación de replegarse en el pasado —incluso utilizando nuevas formulaciones—, porque es más tranquilizador, conocido y, seguramente, menos conflictivo. Sin embargo, también esto forma parte del proceso y el riesgo de iniciar cambios significativos”.

Finalmente, el Pontífice dijo que “la Curia Romana no es un cuerpo desconectado de la realidad —aún cuando el riesgo siempre esté presente—, sino que debe ser entendida y vivida en el hoy del camino recorrido por todos los hombres y las mujeres, en la lógica del cambio de época”.

“La Curia romana no es un edificio o un armario lleno de trajes que ponerse para justificar un cambio. La Curia romana es un cuerpo vivo, y lo es tanto más cuanto más vive la integralidad del Evangelio”, expresó el Papa quien añadió que “la Navidad es la fiesta del amor de Dios por nosotros. El amor divino que inspira, dirige y corrige la transformación, y derrota el miedo humano de dejar “lo seguro” para lanzarse hacia el “misterio”. ¡Feliz Navidad para todos!”.

Al finalizar su discurso y antes de impartir la Bendición Apostólica, el Papa pidió a todos rezar un Ave María juntos y después les dijo que en este encuentro les regalaba dos libros: el primero el documento que escribió por el mes misionero extraordinario en forma de entrevista “Sin Él no podemos hacer nada” y el segundo un retiro a sacerdotes predicado por el padre Luigi Maria Epicoco titulado “Alguno a quien mirar”.

Finalmente, el Santo Padre saludó personalmente a cada uno de los presentes.

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