(ZENIT – 6 Nov. 2017).- “Enjugar sus lágrimas a través de proyectos concretos en su ayuda, significa contrarrestar la cultura del descarte y contribuir a la construcción de una sociedad más humana”, dice el Santo Padre.
Son palabras del Papa Francisco en el encuentro que tuvo con los directivos y con los miembros de la compañía ‘Sixt’ el sábado 4 de noviembre de 2017, a las 11:30 horas en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.
Publicamos a continuación el saludo que el Santo Padre ha dirigido a los presentes en la audiencia.
Saludo del Santo Padre
Querida familia Sixt,
queridos hermanos y hermanas,
Saludo a todos vosotros, representantes de la compañía Sixt provenientes de diversas partes del mundo. Doy las gracias a la señora Regine Sixt por las palabras con las que ha destacado vuestro compromiso compartido en las obras de caridad. Las lleváis a cabo a través de la fundación “Drying little tears” (Enjugando lagrimitas) y se dirigen principalmente a los niños que se encuentran en diversas situaciones de malestar.
De esta manera tenéis la oportunidad de seguir en vuestro trabajo profesional una vocación noble, dejándoos interpelar por un sentido más amplio de la vida, es decir, sin deteneros en el éxito personal o en las ganancias, sino tratando siempre de servir verdaderamente al bien común, con vuestro esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo. (cf. ibid., n. Evangelii gaudium, 203).
Habéis venido a Roma para encontraros con el Sucesor de Pedro, a quien interesa especialmente los más pequeños y los más débiles, como son los niños. Enjugar sus lágrimas a través de proyectos concretos en su ayuda, significa contrarrestar la cultura del descarte y contribuir a la construcción de una sociedad más humana.
Os animo a proseguir esta actividad vuestra convencidos de que la ternura de Dios se refleja de forma particular en los niños inocentes, necesitados de atenciones y de apoyo. ¡Que el Señor os recompense con la abundancia de sus dones!.
Pido que recéis por mi misión al servicio de la Iglesia, y os imparto de corazón mi bendición apostólica, a vosotros, a vuestros queridos nietos y a todas vuestras familias.
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