(RV).- Con un Mensaje ecuménico para la Jornada Mundial de Oración por la Creación, que se celebra 1 de septiembre, el Papa Francisco y el Patriarca de Constantinopla reiteran la apremiante urgencia y responsabilidad en todos los niveles sociales y políticos del cuidado del medio ambiente, por el bien de toda la humanidad, con especial atención a los más pobres del mundo:
«La tierra – recuerda el Mensaje conjunto – nos fue confiada como un don y un legado sublime, del que todos somos responsables hasta que, «al final», todas las cosas en el cielo y en la tierra serán recapituladas en Cristo (cf. Ef 1,10). Nuestra dignidad y bienestar humano están profundamente conectados con nuestro cuidado por toda la creación».
Lamentando un «escenario moralmente decadente», con «la propensión a interrumpir los delicados y equilibrados ecosistemas del mundo», así como el afán de manipular y controlar los recursos del planeta, y la codicia ilimitada de ganancias en los mercados, el Papa Francisco y el Patriarca Bartolomé señalan que «las consecuencias de esta cosmovisión alternativa son trágicas y duraderas. El medioambiente humano y el de la naturaleza se están deteriorando juntos, y este deterioro del planeta recae sobre las personas más vulnerables. El impacto del cambio climático afecta, ante todo y más que nada, a los que viven en la pobreza en todos los rincones del mundo».
Haciendo hincapié en que «nuestra obligación de usar los bienes de la tierra con responsabilidad implica el reconocimiento y el respeto de todas las personas y de todos los seres vivos» el Mensaje destaca que «la urgente llamada y el desafío de cuidar la creación son una invitación dirigida a toda la humanidad para que trabaje en favor de un desarrollo sostenible e integral».
El Papa Francisco y el Patriarca Bartolomé hacen «un llamamiento urgente a quienes ocupan puestos de responsabilidad social y económica, así como política y cultural, para que escuchen el grito de la tierra y atiendan las necesidades de los marginados, pero sobre todo para que respondan a la súplica de millones de personas y apoyen el consenso del mundo por el cuidado de la creación herida».
Y están «convencidos de que no puede haber una solución sincera y duradera al desafío de la crisis ecológica y del cambio climático si no se da una respuesta concordada y colectiva, si la responsabilidad no es compartida y responsable, si no damos prioridad a la solidaridad y al servicio».
(CdM – RV)
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