(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 20 Set. 2017).- En un hermoso día soleado, el papa Francisco llegó este miércoles a la audiencia general en la plaza de San Pedro, donde le esperaban varios miles de peregrinos. En el jeep abierto el Pontífice pasó saludando a los fieles que le aguardaban aquí en el Vaticano, con diversas manifestaciones de cariño y bendijo en particular a algunos pequeños y ancianos.
El Pontífice prosiguió la serie de catequesis sobre la esperanza cristiana, en particular “educar a la esperanza” subrayando que Dios no desilusiona nunca, y que la fe y la esperanza caminan juntas.
El Papa explicó que hablaba como dirigiéndose directamente a un joven, en un coloquio directo con un «tú», y exhortó:
“Vive, ama, cree. Y, con la gracia de Dios, nunca desesperes. Vive para algo que está por encima de ti: cultiva ideales. Y si un día estos ideales te cuesta sacrificio, no dejes de traerlos en el corazón; la fidelidad obtiene todo. En los contrastes, sé paciente: un día descubrirás que cada uno es depositario de un fragmento de la verdad. Ama a las personas; las ama una a una. Respeta el camino de todos, sea que es lineal o accidentado, porque cada uno tiene una historia suya para contar”.
El Pontífice prosiguió diciendo que cada niño que nace es promesa de una vida que de nuevo se ha demostrado más fuerte que la muerte. Y cada amor que es una fuerza de transformación que aspira a la felicidad. Siéntete responsable de este mundo y por la vida de cada ser humano. Cada injusticia contra un pobre es una herida abierta en la humanidad y disminuye tu propia dignidad. Sueña un mundo que aún no se ve, pero seguramente llegará.
“La vida no está circunscrita a tu existencia y en este mundo, a tu generación sucederán otras generaciones. La esperanza cree en la existencia de una creación que se prolonga hasta su realización definitiva, cuando Dios es todo en todos. No pienses que, al final de la existencia, nos espere el naufragio; en nosotros, palpita una semilla de absoluto”.
“Dios no se equivoca” aseguró el Papa y preciso que “si ha puesto una esperanza en nuestros los corazones, no fue para coartarla con continuas frustraciones. Todo nace para florecer en una eterna primavera. Confía en Dios Creador, confía en el Espíritu Santo que todo mueve hacia el bien, confía en Èl, el abrazo de Cristo que espera a cada persona al final de su existencia”.
La audiencia concluye con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica y de los objetos religioso que los fieles traen.
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