AMÉRICA/BRASIL - Congreso misionero: “corrupción, falta de ética, devastación ambiental interpelan a una “Iglesia en salida”
CNBB
Recife (Agencia Fides) – “El 4° Congreso Misionero Nacional ha sido un encuentro de hermanas y hermanos que han compartido su fe, sus luchas, sus angustias, sus sueños, sus esperanzas. Durante este tiempo hemos sentido actuar en nosotros al Espíritu Santo, protagonista de la misión, fortaleciendo nuestra convicción de que ser misioneros es una gracia y una responsabilidad”. Así se lee en el mensaje final del 4° Congreso Misionero Nacional de Brasil, que ha terminado este domingo 10 de septiembre en Recife, con más de 700 participantes de todas las zonas de Brasil, reunidos desde el 7 de septiembre. El evento ha sido organizado por las OMP de Brasil, por la Comisión Episcopal para la Animación Misionera y por la Archidiócesis de Olinda-Recife sobre el tema “La Alegría del Evangelio, por una Iglesia en salida”.
“El ejemplo de los mártires y profetas como Dom Helder Câmara nos ha ayudado a observar Brasil, inmerso en una profunda crisis que afecta a muchos hermanos y hermanas empobrecidos, excluidos y descartados”, está escrito en el mensaje, que denuncia el refuerzo de políticas neo-liberales que restringen los derechos y deterioran la situación de los trabajadores, de los pueblos indígenas, de los pescadores y de los que viven en otros suburbios geográficos y existenciales. Las reformas laborales, de seguridad, de la política y educativas, como la reanudación de las privatizaciones, muestran que el gobierno y el Congreso Nacional han dado la espalda al pueblo. También se señala la corrupción y la falta de ética, de la clase política y de otros sectores de la sociedad, que han llevado al desencanto y a la desesperación de los brasileños. “Nos indigna la devastación de la Amazonia, la degradación de la naturaleza y la violencia que tronca la vida de las lidership”, continúa el texto, que reafirma: “Esta realidad, lejos de desalentarnos, nos impone una acción misionera vigorosa, transformadora, portadora de libertad”.
A la luz de la Palabra de Dios, de los documentos de la Iglesia, de las palabras y de los gestos del Papa Francisco, “auténtico profeta misionero que nos anima en el camino”, se nos provoca a salir de nosotros mismos, a dejar nuestra tierra, a quitarnos las sandalias para 'recorrer' la tierra sagrada del otro, como invitados, aquí y más allá de las fronteras”. “En la misión, nos anima el testimonio y la profecía de tantas mujeres y hombres que han encontrado su alegría en el Evangelio y lo han compartido con los predilectos de Dios donando de forma radical sus vidas”.
También se reitera que el misionero no lleva su propio mensaje, sino el del amor de Dios, y es auténtico “si camina con otros misioneros, superando la tentación del monopolio de las Buena Nueva, reconociendo la riqueza de la unidad en la diversidad y superando los estrechos límites de la Iglesia particular para lanzarse al mundo”.
La última parte presenta algunos compromisos, el primero de todos es el de que “los niños, adolescentes y jóvenes sean los protagonistas de la misión, dondequiera que estén”. Luego continúa “reafirmamos la vocación de laicos y laicas como sujetos en misión. Confirmamos el testimonio de consagrados y consagradas, seminaristas, sacerdotes y obispos ordenados, que asumen cada vez más la misión como respuesta al llamamiento de Dios, guiados por la Santísima Trinidad, vivamos nuestra vocación en el sinodalidad y en la comunión, comprometidos como Iglesia saliente que promueve el encuentro y proclama la alegría del Evangelio a todos”.
El misionero no puede ignorar la actitud de la escucha. La indispensable formación misionera nutre la espiritualidad, crea la cultura de la misión y ayuda a que todos los bautizados asuman su vocación misionera. Así que donde quiera que nos encontremos, podremos repetir lo que está grabado en nuestros corazones: “Todo con la misión, nada sin la misión”. (SL) (Agencia Fides 12/9/2017)
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