Eran insignificantes frente a los poderosos, pero sus vidas estaban abiertas al consuelo de Dios, expreso el Papa en la catequesis

Sistema de Información del Vaticano

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita guillermo Ortiz

El profeta Isaías nos invita a llevar el consuelo de Dios a nuestros hermanos. Habla a un pueblo en el exilio y le presenta la posibilidad de regresar a su hogar, que en definitiva es volver a Dios. Para esto hay que eliminar los obstáculos que nos detienen, preparar un camino llano y ancho, un camino de liberación y esperanza que se extiende por el desierto, explicó Francisco el 7 de diciembre, en la primera de sus catequesis dedicadas a la esperanza cristiana.

El Obispo de Roma dijo que “san Juan Bautista, retomando las palabras de Isaías, nos llama a la conversión, para que abramos un camino de esperanza en nuestros corazones”. Y relacionó este abrir el corazón a la esperanza con la necesidad de hacerse pequeño, como María, José, los pastores.

“El cristiano –argumentó- necesita hacerse pequeño para este mundo, como lo fueron los personajes del Evangelio de la infancia: María y José, Zacarías e Isabel o los pastores. Eran insignificantes para los grandes y poderosos de entonces, pero sus vidas estaban llenas de esperanza, abiertas a la consolación de Dios.”


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