Otro obispo estadounidense escribe carta para no dar la comunión a políticos abortistas

Sistema de Información del Vaticano

Por: P. Jorge Enrique Mújica, L.C.

Unos días después de que el obispo de San Francisco publicara una carta sobre la Eucaristía y los católicos en la vida pública (lo que se interpretó como una indirecta a políticos que comulgan pero se posicionan a favor del aborto, como el actual presidente), un nuevo obispo, ahora el de Phoenix, publica la suya en la misma línea. Se titula “Veneremur Cernui” (“Veneremos inclinados”) y gira en torno al Sacramento de la Eucaristía y a su digna recepción. La carta, que está dirigida a sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos católicos de una diócesis con una población de 1,2 millones de católicos.

Dividida en tres partes, en la primera mons. Thomas J. Olmsted aborda la veneración de la Eucaristía, en la segunda las gracias derivadas de la comunión, la fe y los sentidos y la recepción digna de la Sagrada Forma. En la tercera y última parte trata modos concretos de adoración y dicta indicaciones.

Es en la segunda parte, concretamente en la recepción digna de la Eucaristía donde Mons. Olmsted dice: “En el momento de la Sagrada Comunión, el sacerdote eleva la Hostia y dice: “el Cuerpo de Cristo”. Cuando respondemos “Amén” y recibimos el cuerpo de Cristo, estamos expresando no solo nuestra fe en Jesucristo, sino también nuestro deseo y esfuerzo por vivir en amistad con él. Al recibir el Cuerpo de Cristo en la Sagrada Comunión manifestamos nuestra unión con el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia. Por lo tanto, si con nuestro «Amén» nos negamos a aceptar y vivir de acuerdo con toda la enseñanza de Cristo y de Su Iglesia, no estamos en comunión con Él, sino viviendo una unión «falsa», que pasa por alto la verdad y la justicia. Del mismo modo, cuando cometemos un pecado mortal y le fallamos deliberadamente en un asunto serio de “rechazo de la comunión con Dios… entonces estamos seriamente obligados a abstenernos de recibir la Sagrada Comunión hasta que nos hayamos reconciliado con Dios y la Iglesia” mediante el Sacramento de Penitencia”.

Y añade más adelante: “Existen situaciones en las que podemos honrar más a Dios absteniéndonos de la Sagrada Comunión que satisfaciendo un deseo personal de recibirlo sacramentalmente en la comunión. Conozco a una madre Católica que, por no querer mostrar irreverencia o desprecio por lo que verdaderamente es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, se abstuvo de comulgar durante varios años porque vivía en un matrimonio irregular. Esto sucedía a pesar de que todavía asistía fielmente a Misa cada semana con sus hijos y era una adoradora eucarística regular en su parroquia, todo debido a su profunda fe y devoción a Cristo presente en la Eucaristía, no obstante, no se presentaba a comulgar. Fue educada para entender que los creyentes Cristianos deben evitar recibir la Sagrada Comunión indignamente. Consciente de las amonestaciones bíblicas y de las enseñanzas de la Iglesia, renunciaba a su encuentro sacramental con el Señor y hacia en cambio una comunión espiritual cada domingo. Su joven hijo se sentía tan claramente edificado por el tranquilo ejemplo de fe y fidelidad de su madre que se convirtió en teólogo moral y ahora da clases de teología moral en un seminario Católico”.

Pero es el número 66 de la carta pastoral del obispo de Phoenix donde se subraya más la cuestión que tras la elección de Joe Biden como presidente nominalmente católico de los Estados Unidos ha estado en discusión en la opinión pública: “la Iglesia requiere que los líderes Católicos que han apoyado públicamente leyes gravemente inmorales como el aborto y la eutanasia, se abstengan de recibir la Sagrada Comunión hasta que se arrepientan públicamente y reciban el Sacramento de la Penitencia. No todas las cuestiones morales tienen el mismo peso que el aborto y la eutanasia. La Iglesia enseña que el aborto y la eutanasia son pecados intrínsecamente graves y que existe una grave y clara obligación para todos los Católicos de oponerse a ellos mediante la objeción consciente. “En el caso pues de una ley intrínsecamente injusta, como es la que admite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito someterse a ella, ‘ni participar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto’’” (Evangelium Vitae, n. 73). El documento de Aparecida, del que el Papa Francisco se reconoce como uno de los autores principales durante su etapa como Arzobispo de Buenos Aires, enseña claramente: “Esperamos que los legisladores [y], gobernantes, … defiendan y protejan [la dignidad de la vida humana] de los crímenes abominables del aborto y de la eutanasia; ésta es su responsabilidad. …. Debemos atenernos a la “coherencia eucarística”, es decir, ser conscientes de que no pueden recibir la sagrada comunión y al mismo tiempo actuar con hechos o palabras contra los mandamientos, en particular cuando se propician el aborto, la eutanasia y otros delitos graves contra la vida y la familia. Esta responsabilidad pesa de manera particular sobre los legisladores, gobernantes, y los profesionales de la salud”.

Mons. Olmsted reconoce que “la Iglesia puede ser fácilmente acusada de favorecer a un partido y de señalar a los políticos de un determinado partido con tal enseñanza. Pese a ello, la Iglesia solo está reafirmando fielmente su enseñanza perenne sobre la Eucaristía y la digna recepción de la Sagrada Comunión, que se aplica a cada persona. Coherencia eucarística significa que nuestro «Amén» en la Sagrada Comunión incluye no solo el reconocimiento de la presencia Real, sino también una unión en la comunión, aceptando y viviendo toda la enseñanza de Cristo transmitida a nosotros a través de la Iglesia”.

En una reciente entrevista con el National Catholic Register, Mons. Cordileone, arzobispo de San Francisco, fue interrogado acerca de si los obispos tratarán este tema en su asamblea de mediados de junio de 2021. Al respecto declaró el prelado:

“Está en el orden del día de nuestro encuentro la emisión de un documento sobre lo que llamé coherencia eucarística. Los estatutos de nuestra conferencia son que, si se va a escribir un documento como documento de todo el cuerpo de obispos, se debe aprobar la redacción del documento. Luego se escribe el documento, pasa por varios borradores, y está abierto a enmiendas de todo el cuerpo de obispos. Finalmente, el resultado final tiene que ser aprobado. Este junio, votaremos sobre la emisión de dicho documento; luego, el comité de doctrina tiene la tarea de redactarlo. Así que, con suerte, para noviembre tendremos el producto final sobre el que podremos votar; pero la decisión de redactar o no dicho documento está en la agenda de esta reunión de junio”.

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