Vademécum Ecuménico: Recomendaciones concretas

Sistema de Información del Vaticano

(zenit – 4 dic. 2020).- “El obispo y la unidad de los cristianos: Vademécum Ecuménico” es el nuevo documento del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad Cristiana presentado en el Vaticano este 4 de diciembre de 2020 por tres cardenales: Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos; Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos; y Antonio Tagle prefecto del Dicasterio para la Evangelización de los Pueblos y el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación de las Iglesias Orientales.

El Vademécum reúne recomendaciones recogidas en varios documentos sobre el papel del obispo en el fomento de la unidad de los cristianos. Es bastante breve: en español, ocupa unas 25 páginas A4.

El compromiso ecuménico del obispo no es una opción, es “un deber y una obligación”, subrayó el cardenal Koch durante su presentación.

Este documento del obispo, explicó el cardenal Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, no incluye “novedades particulares” sino que sugiere “iniciativas concretas” a favor de la unidad.

El Vademécum ecuménico del obispo evoca cuatro formas de interacción entre los cristianos: el ecumenismo espiritual, el diálogo de la caridad (social), el diálogo de la verdad (teológico) y el diálogo de la vida (pastoral, cultural).

Presenta 6 conjuntos de recomendaciones que resumen la reflexión de los diferentes capítulos.

Estas seis series de recomendaciones tocan temas concretos como la formación, las reuniones, la oración, el compromiso de servicio.

1. Recomendaciones prácticas: formación, comisión ecuménica diocesana

– Familiarizarse con el Directorio Ecuménico y emplearlo.

– Nombrar un delegado diocesano para el ecumenismo. El Directorio Ecuménico (41) recomienda que cada diócesis tenga un delegado para el ecumenismo, que actúe en estrecha colaboración con el obispo para los asuntos ecuménicos y pueda representar a la diócesis ante otras comunidades cristianas locales. En la medida de lo posible, esta función debe ser distinta de la del delegado diocesano para el diálogo interreligioso.

– Establecer una Comisión ecuménica diocesana. El Directorio Ecuménico (42-44) propone que cada diócesis tenga una comisión encargada de fomentar una dimensión ecuménica adecuada en todos los aspectos de la vida de la Iglesia local. Dicha comisión podría supervisar la formación ecuménica, iniciar consultas con otras comunidades cristianas y promover con ellas el testimonio común de la fe cristiana que compartimos.

– Promover el nombramiento de encargados de la animación y la coordinación ecuménica a nivel parroquial. El Directorio Ecuménico (45, 67) prevé que cada parroquia, como “lugar de auténtico testimonio ecuménico”, cuente con un responsable de las relaciones ecuménicas.

– Familiarizarse con las normas establecidas por su conferencia episcopal o sínodo. El Directorio Ecuménico (46-47) sugiere que cada conferencia o sínodo instituya una comisión de obispos con un secretario permanente, o en su defecto se nombre un obispo, encargado del compromiso ecuménico. Tal comisión u obispo deberán no solamente velar sobre la aplicación de las normas emitidas, sino también establecer contactos con las organizaciones ecuménicas a nivel nacional.

– Asegurarse de que haya un curso obligatorio de ecumenismo en todos los seminarios y facultades católicas de teología de su propia diócesis, y asegurarse de que los cursos de teología sagrada y otras ramas del conocimiento tengan una dimensión ecuménica.

– Favorecer la difusión de documentos y materiales de carácter ecuménico en el sitio web diocesano.

– Publicar noticias ecuménicas a través del sitio web para que los fieles de la diócesis puedan ver que su obispo se reúne, ora y trabaja con las otras comunidades cristianas locales.

2. Recomendaciones prácticas: mensajes conjuntos

– Orar regularmente por la unidad de los cristianos.

– Conmemorar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos con una celebración ecuménica preparada conjuntamente con los otros cristianos y animar a las parroquias a hacer lo mismo.

– Consultar con otros líderes cristianos la posibilidad de organizar conjuntamente jornadas de estudio sobre las Escrituras, peregrinaciones/procesiones ecuménicas o el posible intercambio de reliquias e imágenes sagradas.

– Publicar, en Navidad o Pascua, un mensaje común con otro líder o líderes cristianos.

– Tener una celebración ecuménica con otras comunidades cristianas locales sobre una cuestión de interés común.

– Animar a los sacerdotes o agentes de pastoral a que oren regularmente con otros ministros y responsables cristianos en sus barrios.

– Conocer la labor ecuménica de las Comunidades de vida consagrada y apoyarla siempre que sea posible.

– Pedir a la comisión diocesana que trabaje con las otras comunidades cristianas para discernir dónde podría ser necesaria una purificación de la memoria y sugerir pasos concretos que puedan facilitarla.

– Dar el primer paso para encontrarse con otro líder cristiano.

3. Recomendaciones prácticas: orar, reunirse

– Orar de forma pública y privada por los otros líderes cristianos presentes en el territorio de la diócesis.

– Asistir, si es posible y oportuno, a las liturgias de ordenación/instalación o investidura /bienvenida de otros líderes cristianos en el territorio de la diócesis.

– Invitar, cuando sea oportuno, a otros líderes cristianos a las celebraciones litúrgicas y acontecimientos significativos.

– Conocer los Consejos de iglesias, los Consejos cristianos y los demás organismos ecuménicos presentes en la diócesis y participar en ellos en la medida de lo posible.

– Informar a otros líderes cristianos de las noticias y los eventos importantes en la diócesis.

4. Recomendaciones prácticas: instituir un diálogo

– Identificar qué documentos bilaterales se han publicado entre la Iglesia católica y las principales Comunidades cristianas presentes en su diócesis. El apéndice de este Vademécum ofrece una breve introducción a los diálogos internacionales y a sus respectivos documentos, que están disponibles en el sitio web del PCPCU.

– Establecer una comisión diocesana o regional de diálogo en la que participen peritos teólogos, laicos y ordenados. Esta comisión podría emprender un estudio conjunto de los documentos de los diálogos internacionales o nacionales o abordar cuestiones de interés local.

– Pedir a la comisión que proponga alguna acción concreta que pueda emprender conjuntamente la diócesis y otra comunidad o comunidades cristianas, sobre la base de los acuerdos ecuménicos que se han alcanzado.

5. Recomendaciones prácticas: necesidades pastorales, sacramentos

– Identificar las necesidades pastorales comunes con los otros líderes cristianos.

– Escuchar y aprender de las iniciativas pastorales de otras comunidades cristianas.

– Actuar con generosidad para ayudar a la pastoral de las otras comunidades cristianas.

– Encontrar las familias interconfesionales de la diócesis y escuchar las experiencias.

– Presentar al clero las directrices dadas por el Directorio Ecuménico en relación a compartir la vida sacramental (resumido anteriormente) y las eventuales directrices de la Conferencia Episcopal o Sínodo de las Iglesias católicas orientales al respecto. Ayudar al clero a discernir cuándo se aplican esas condiciones y cuándo sería apropiada la participación en la vida sacramental en casos individuales.

– Si la diócesis o la conferencia episcopal no tienen directrices sobre las disposiciones canónicas para compartir la vida sacramental de forma excepcional, y si considera que tales directrices serían útiles en su contexto, contactar la comisión ecuménica episcopal y buscar asesoramiento sobre la propuesta o preparación de dicho texto.

6. Recomendaciones prácticas: el servicio cristiano

– Identificar mediante el diálogo con otros responsables cristianos las áreas donde se requiere el servicio cristiano común.

– Hablar con otros líderes cristianos y con el delegado para el ecumenismo sobre lo que las diversas comunidades cristianas podrían hacer juntas y siguen haciendo de forma separada.

– Animar a los sacerdotes a comprometerse con los otros cristianos en el servicio a la comunidad local.

– Consultar con los católicos y las agencias diocesanas comprometidas en la pastoral social acerca de su eventual cooperación con las otras comunidades cristianas y cómo podría incrementarse.

– Hablar con los otros líderes cristianos sobre sus relaciones con otras tradiciones religiosas presentes en su territorio. ¿Cuáles son las dificultades y qué pueden hacer juntas las comunidades cristianas?

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