Padre Maccalli: "Fui misionero incluso durante mi secuestro”

Sistema de Información del Vaticano

Federico Piana y Patricia Ynestroza - Ciudad del Vaticano

La historia del Padre Pierluigi Maccalli transmitida en vivo ayer en Radio Vaticano Italia y simultáneamente en la página de Facebook de VaticanNews en italiano, fue un momento de gran intensidad, uno que toca el corazón profundamente. En una entrevista de una hora, el misionero de la SMA, la Sociedad de Misiones Africanas, secuestrado en Níger hace dos años y liberado el 8 de octubre pasado, recordó con emoción las horas de su secuestro, su relación con los carceleros, su oración cansada en un momento doloroso de desierto espiritual, su deseo de seguir siendo, a pesar de todo, un misionero para los pobres y necesitados.

El Papa recibe al misionero Pierluigi Maccalli
El Papa recibe al misionero Pierluigi Maccalli

En la misa con el Papa por radio

Con una mirada cansada pero esperanzada, el padre Maccalli explica que su diálogo con los secuestradores nunca se caracterizó por la violencia: "Al contrario, siempre me respetaron. Nunca he recibido gestos de castigo. Incluso me permitieron usar una pequeña radio con la que pude escuchar la Radio Vaticana en ondas cortas el mismo día de Pentecostés: era la misa celebrada por el Papa Francisco. Una gran alegría en un momento difícil, de profunda tristeza".

El dolor transfigurado por la fe

El Padre Maccalli cuenta ante nuestros micrófonos que el dolor que ha afectado a su cuerpo no es físico sino interno: "Hice todos los controles médicos, incluyendo un electrocardiograma y no encontraron nada. Pero le dije al cardiólogo: la herida que hay en mi corazón es invisible a los ojos. Todo esto, sin embargo, está transfigurado por la fe. Cada cristiano tiene su cruz que llevar, pero cada cruz tiene su Pascua: siempre se levanta de nuevo".

Oración "encadenada" por todos los misioneros

El Padre Maccalli se conmovió visiblemente cuando recordó que, durante todo el período de su encarcelamiento, nunca dejó de querer ser misionero: "En esos momentos me dije: mis pies no pueden caminar, pero mi corazón no está encadenado, el Evangelio no está encadenado. Lo que puedo hacer lo hago con la oración, apoyando también a los otros misioneros que llevan la Palabra de Dios a África y al mundo. He aquí que mi condición de misionero ha sido apoyar con la oración a todos los suburbios del mundo".



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