Ciudad del Vaticano
Al menos 5 personas han muerto en el enésimo naufragio de migrantes en el Mediterráneo.
El incidente ocurrió frente a la costa de Libia la tarde del 11 de noviembre cuando el barco que transportaba a los migrantes se ha hundido después de haber sido abandonada durante días en el mar. Los equipos de rescate de Open Arms intervinieron sobre el terreno para recuperar a los aproximadamente 100 migrantes que habían caído al agua, entre ellos mujeres y niños.
"Este naufragio ocurrió literalmente ante nuestros ojos. Sin embargo, nada se mueve. En esta puesta a cero de las distancias sería normal una reacción inmediata de Europa y de los gobiernos nacionales para tratar de salvar el mayor número posible de vidas", dijo el padre Camillo Ripamonti, presidente del Centro Astalli, que ha vuelto para pedir la activación de los canales humanitarios y los planes de evacuación de las principales zonas de crisis como Libia: "Se trata, entre otras cosas, de medidas ya probadas que deberían aplicarse de manera estructural y sistemática.
"Cada naufragio nos muestra la paradoja de esta época en la que el hecho de que los seres humanos mueran en el mar no provoca reacciones ni indignación. Necesitamos un estremecimiento de la humanidad, la única vacuna posible contra el mal de la indiferencia", añadió el padre Ripamonti.
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