(ZENIT – 24 enero 2020).- El mes de enero trae temperaturas frías a los Estados Unidos y también un recordatorio escalofriante de la notoria decisión de la Corte Suprema, Roe v.Wade, que legalizó el aborto electivo en todo el país hace 47 años.
Ante la escala de este fenómeno, los registros muestran que 67 millones de bebés han sido asesinados a través de la práctica, y la naturaleza grotesca del acto en sí mismo, los católicos en los Estados Unidos se han unido en gran medida en una oposición abierta. La causa ha servido desde entonces como una línea divisoria entre la visión de la Iglesia sobre la dignidad humana y el nihilismo predominante del Occidente posmoderno.
Novena convocada por la Conferencia Episcopal
Lejos de ser simplemente una posición abstracta, la feroz dedicación de los católicos en todo el país a la vida inocente aún por nacer se ha manifestado en muchos ministerios con fuerza. Por ejemplo, este año, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (USCCB) ha convocado una novena de «9 días para la vida«, que comenzó el 21 de enero, para coincidir con el 47 aniversario de Roe v. Wade.
El objetivo de la iniciativa es alentar a los fieles católicos a rezar, ayunar y hacer penitencia por una renovación de respeto por la vida humana. Esta novena anual comenzó en 2013 y ha crecido constantemente. Ahora cuenta con el pleno respaldo del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia Episcopal.
Esta novena es solo una parte de las muchas actividades pro-vida prominentes que suceden durante este mes y estas manifestaciones públicas son simplemente el más visible de los diversos ministerios que continúan durante todo el año. Mientras que los católicos en los Estados Unidos observan esta lamentable aniversario, es útil recordar las incansables y variadas obras de misericordia y oración que los fieles emprenden diariamente por convicción y dedicación a los principios de su fe.
Marcha por la Vida
Las fechas de la novena coinciden con la Marcha por la Vida anual, una manifestación pro-vida pacífica en Washington D.C. que se celebra el 24 de enero. La marcha incluye un paseo por los paseos más pominentes de la capital del país y termina en los escalones del edificio de la Corte Suprema. Zenit ha informado que los asistentes suman habitualmente en los cientos de miles y, según los organizadores del evento, alcanzaron 650.000 en 2013 durante el 40 aniversario de Roe v. Wade.
La marcha comenzó en 1974 en el primer aniversario de Roe v. Wade y desde entonces ha crecido constantemente, a través de varias generaciones de participantes. El evento en sí incluye oradores que consiste de, gobernantes, clérigos de múltiples confesiones y activistas en ambos lados de la plaza Capitol Mall.
Sin embargo, dado que la gente viaja de todo el país para el evento, para muchos es más que simplemente un asunto de un solo día. Por ejemplo, este año, la Conferencia Episcopal está promoviendo la Vigilia Nacional de Oración por la Vida, una noche de oración en el Santuario Nacional que se realizará en las vísperas de la Marcha Por la Vida. Se espera más de 20.000 participantes.
Pro-vida todo el año
Para que no se diga que los ministerios pro-vida son meramente unidimensionales o que simplemente se limitan a eventos de alto perfil, la dedicación a la vida anima a los católicos de los Estados Unidos durante todo el año. Por ejemplo, reconociendo esos embarazos que suelen ocurrir en circunstancias subóptimas, Mons. Joseph F. Naumann, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida, invitó a los católicos a participar en «Caminando con Mamás Necesitadas: Un Año de Servicio”.
Se trata de una iniciativa de un año organizada a nivel parroquial pero facilitado y animado por la conferncia episcopal para ayudar a estas mujeres. Como el prelado amonestó a los fieles: «La respuesta pastoral de la Iglesia se centra en las necesidades de las mujeres que enfrentan embarazos en circunstancias difíciles. Si bien este ha sido el caso durante mucho tiempo, la respuesta pastoral pronto se intensificará».
Otras organizaciones, aunque no necesariamente católicas formalmente, están en gran parte animadas por fieles católicos. “And Then There Were None,” fundado por Abby Johnson, ex directora de una clínica de abortos, ayuda a brindar apoyo y una red profesional a los trabajadores de clínicas de abortos que experimentan conversiones y necesitan aliento para abandonar ese horrible negocio. Rachel’s Vineyard brinda apoyo emocional e espiritual a quienes tuvieron un aborto o de otra manera participaron en uno. Finalmente, Live Action es una organización que investiga la industria del aborto y aumenta la conciencia de la humanidad de un niño no nacido.
Testimonio viviente
Estas manifestaciones pacíficas se llevan a cabo sin ningún indicio de partidismo, ideología política o sectarismo religioso. Aún así, son católicos—laicos y clérigos– quienes han asumido papeles prominentes e integrales estableciendo y liderando estas diversas iniciativas para promover la dignidad de toda la vida humana. Y estos ministerios son tan diversos como las necesidades de la complejidad de este problema.
El dinamismo del movimiento pro-vida y el papel central de la Iglesia en la promoción de la dignidad humana y solidaria con los inocentes e indefensos trae a la mente \ la exhortación evangélica de San Pablo a «convertirse en todo para todas las personas para que por todos los medios posibles pueda salvar algunos… por el bien del Evangelio. (1 Cor. 9: 22-23). De hecho, incluso cuando se realizan más de un millón de abortos en los Estados Unidos cada año, los fieles católicos están listos y dispuestos a orar, ayunar, y aconsejar para que todos los afectados por la miseria del aborto pueden encontrar perdón, conversión y sanación.
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