VATICANO, 02 Abr. 19 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco destacó en la exhortación apostólica Christus vivit la misión que tiene la Iglesia con los jóvenes migrantes quienes “pueden revitalizar” a las comunidades que los acogen.
“¿Cómo no recordar a tantos jóvenes afectados por las migraciones?”, interrogó el Santo Padre quien explicó también que “la preocupación de la Iglesia atañe en particular a aquellos que huyen de la guerra, de la violencia, de la persecución política o religiosa, de los desastres naturales –debidos entre otras cosas a los cambios climáticos– y de la pobreza extrema”.
En esta línea, el Pontífice señaló que los migrantes “nos recuerdan la condición originaria de la fe, o sea la de ser ‘forasteros y peregrinos’ en la tierra”.
Además, el Papa remarcó “la especial vulnerabilidad de los inmigrantes menores no acompañados, y la situación de quienes se ven obligados a pasar muchos años en los campos de refugiados o que permanecen bloqueados durante largo tiempo en los países de tránsito, sin poder continuar sus estudios ni desarrollar sus talentos”.
Por otro lado, el Santo Padre destacó que las historias de los migrantes también “son historias de encuentro entre personas y entre culturas: para las comunidades y las sociedades a las que llegan son una oportunidad de enriquecimiento y de desarrollo humano integral de todos”.
Por ello, el Papa aseguró que “las iniciativas de acogida que hacen referencia a la Iglesia tienen un rol importante desde este punto de vista, y pueden revitalizar a las comunidades capaces de realizarlas”.
Asimismo, el Pontífice advirtió el riesgo de la difusión de “una mentalidad xenófoba, de gente cerrada y replegada sobre sí misma, ante la que hay que reaccionar con decisión”.
“Los jóvenes que emigran tienen que separarse de su propio contexto de origen y con frecuencia viven un desarraigo cultural y religioso. La fractura también concierne a las comunidades de origen, que pierden a los elementos más vigorosos y emprendedores, y a las familias, en particular cuando emigra uno de los padres o ambos, dejando a los hijos en el país de origen”, afirmó el Papa quien señaló que “la Iglesia tiene un papel importante como referencia para los jóvenes de estas familias rotas”.
Por último, el Santo Padre recordó que durante la Asamblea del Sínodo de los obispos sobre los jóvenes resonó “el grito de alarma de aquellas Iglesias cuyos miembros se ven obligados a escapar de la guerra y de la persecución, y que ven en estas migraciones forzadas una amenaza para su propia existencia” por lo que solicitó a la Iglesia “desempeñar en medio de la sociedad un papel profético sobre el tema de las migraciones”.
Al mismo tiempo, pidió a los jóvenes recibir con caridad a los migrantes “pido especialmente a los jóvenes que no caigan en las redes de quienes quieren enfrentarlos a otros jóvenes que llegan a sus países, haciéndolos ver como seres peligrosos y como si no tuvieran la misma inalienable dignidad de todo ser humano”, concluyó.
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