VATICANO, 28 Ene. 18 (ACI).-
Antes del rezo del Ángelus este domingo 28 de enero en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco explicó en qué se sustenta la autoridad y el poder de Jesús que dejaron asombrados a sus coetáneos.
El Santo Padre reflexionó sobre el fragmento evangélico del día en el que Jesús enseña en la sinagoga de Cafarnaúm y aquellos que le escuchan quedan asombrados de su autoridad. “Las personas quedaron asombradas de sus palabras, porque no eran palabras ordinarias, no se parecía a los que solían escuchas”.
“Los escribas, de hecho, enseñaban sin tener una autoridad propia. Se basaban en la tradición, en aquello que antes que ellos habían dicho Moisés y los profetas. Jesús, por el contrario, enseña como alguien que tiene autoridad, revelándose como el Enviado de Dios, y no como un simple hombre que debe fundamentar su enseñanza en las tradiciones precedentes. Jesús tiene autoridad”.
Además, Jesús reforzó esa autoridad con una demostración de su poder: “Jesús se revela poderoso también en las obras. En la sinagoga de Cafarnaúm había un hombre poseído de un espíritu inmundo que se manifestaba gritando estas palabras: ‘¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: ¡el santo de Dios!’”.
Mediante este exorcismo “Jesús se presenta como un profeta poderoso en palabras y en obras”.
“Este espíritu inmundo –continuó el Papa– conocía el poder de Jesús e incluso proclama su santidad. Jesús le grita diciéndole: ‘¡Calla! ¡Sal de él!’. Estas pocas palabras de Jesús bastan para obtener la victoria sobre Satanás, que sale de aquel hombre ‘entre convulsiones y gritando fuerte’”.
El Pontífice continuó narrando cómo “este hecho impresionó mucho a los presentes; todos fueron presa del temor y se preguntaban: ‘¿Qué es esto? Manda a los espíritus impuros y le obedecen’. El poder de Jesús confirma su autoridad y su enseñanza. No solo pronuncia palabras, sino que actúa. Así manifiesta el proyecto de Dios con palabras y con el poder de las obras”.
En el Evangelio, de hecho, “vemos que Jesús, en su misión terrena, revela el amor de Dios tanto mediante la predicación como mediante numerosos gestos de atención y ayuda a los enfermos, a los necesitados, a los niños, a los pecadores”.
Este fragmento evangélico “nos muestra que Jesús es nuestro Maestro, poderoso en palabras y obras. Jesús nos comunica toda luz que ilumina el camino, en ocasiones oscuro, de nuestra existencia; nos comunica también la fuerza necesaria para superar la dificultad, las pruebas, las tentaciones”.
“Pensemos qué gran gracia supone para nosotros haber conocido este Dios tan poderoso y bueno. Un maestro y un amigo que nos indica el camino y que se preocupa de nosotros, especialmente cuando estamos necesitados”, finalizó.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 28 de enero de 2018
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