Compartimos algunos momentos con el Papa Francisco
Nuevo apremiante llamamiento del Papa contra el terrorismo y la guerra, advirtiendo que parece que la humanidad no ha aprendido o no quiere aprender la lección.
Citando con dolor los lugares enlutados en días pasados por la locura homicida terrorista que abusa del nombre de Dios para sembrar muerte, como sucedió en Somalia, Afganistán y Nueva York, el Santo Padre dijo que eligió el Cementerio Americano de Neptuno y las Fosas Ardeatinas, para el día de la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, como etapas de memoria y de sufragio por las víctimas de la guerra y de la violencia – para recordar que las guerras no producen nada más que cementerios y muerte.
Un aplauso para los santos desconocidos subió al cielo desde la Plaza de San Pedro, como pidió el Papa
«¡Gracias a nuestros hermanos y hermanas los santos desconocidos que ayudan a Dios a llevar adelante el mundo, que viven entre nosotros, saludémoslos con un lindo aplauso, todos!»
Ésta fue la invitación del Papa Francisco en la cita mariana de la Solemnidad de Todos los Santos, haciendo hincapié en que «los santos nuestros hermanos y hermanas que han acogido la luz de Dios en su corazón y la han transmitido al mundo, cada uno según su propio matiz». Y que «éste debe ser el objetivo de nuestra vida: dejar pasar la luz de Dios».
Con las bienaventuranzas que Jesús dirige a los suyos y lo hace también a nosotros aún hoy y que son el mapa de la vida cristiana, el Obispo de Roma señaló también otra «Bienaventurados los que mueren en el Señor» (Ap 14, 13)
En la víspera de la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos, el Papa invitó a orar por nuestros seres queridos que han fallecido, recordándolos con gratitud e invocando con especial ternura a la Madre de Dios, Reina de los Santos y Puerta del Cielo.
«La Virgen Santa nos ayude a acoger en nuestra vida el ‘gran mandamiento’ del amor a Dios y al prójimo»
Fue el ruego del Papa Francisco introduciendo el rezo a la Madre de Dios del XXX Domingo del Tiempo Ordinario, haciendo hincapié en que «si bien lo conocemos desde cuando éramos niños, nunca terminaremos de convertirnos a este amor y a ponerlo en práctica en las diversas situaciones en las que nos encontramos».
Con las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo (22,34-40) y el denominado «código de la alianza», (Ex 22,20-21), el Papa Francisco hizo hincapié en que Jesús quiere hacernos comprender que sin el amor a Dios y al prójimo no hay verdadera fidelidad a la alianza con el Señor: «Tú puedes hacer tantas cosas buenas, cumplir tantos preceptos, pero si no tienes amor, eso no sirve».
Con su vida, muerte y resurrección, Jesús nos enseña que hemos sido creados para amar y para ser amados, es el sueño de Dios:
«Dios, que es Amor, nos ha creado para hacernos partícipes de su vida, para ser amados por Él y para amarlo, y para amar con Él a todas las otras personas. Éste es el ‘sueño’ de Dios para el hombre…»
(CdM)
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