Mons. Jurkovič: Los Estados deben “garantizar la asequibilidad” del agua

Sistema de Información del Vaticano

(ZENIT – 11 Sept. 2017).- “Los Estados deben encontrar formas de garantizar la asequibilidad”, especialmente para las personas y comunidades más desfavorecidas, garantizando al mismo tiempo la sostenibilidad global de los servicios.

Intervención de Mons. Ivan Jurkovič, Observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra, realizada hoy, 11 de septiembre, en la 36ª sesión del Consejo de Derechos Humanos, en relación al reporte especial sobre agua y saneamiento.

Mons. Ivan Jurkovič afirma que dado que hay personas que tiene mayor o menor capacidad de pagar los diferenciales de agua y saneamiento, dependiendo de su situación socioeconómica, así como el método de prestación de servicios, “los Estados deben encontrar formas de garantizar la asequibilidad, especialmente para las personas y comunidades más desfavorecidas”, garantizando al mismo tiempo la sostenibilidad global de los servicios.

Las medidas adoptadas por los gobiernos para garantizar el acceso al agua potable segura, disponible, asequible y aceptable “deben ser deliberadas, concretas y dirigidas a la plena realización del derecho al agua para todos”, indica el nuncio de la Santa Sede en la ONU.

Ivan Jurkovič señala que su delegación “acoge con satisfacción” la petición del Sr. Heller de que los gobiernos “se comprometan más en los marcos normativos”. Para que los resultados sean “efectivos y sostenibles”, los Estados necesitan “marcos legales, regulatorios y políticos fuertes” que estén en línea con los derechos humanos al agua y al saneamiento.

El Observador permanente en la ONU ha anunciado que la Misión Permanente de Observadores está organizando un acto paralelo sobre los “Derechos Humanos para el Agua Potable y el Saneamiento”, que tendrá lugar el próximo jueves 14 de septiembre, desde la 1 hasta las 3 horas en la sala XXIV, donde intervendrán, entre otros, el Sr. Léo Heller y el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Un derecho fundamental

Como el Papa Francisco ha dicho repetidamente: “Toda la gente tiene derecho a beber agua potable. Este es un derecho humano básico y un tema central en el mundo actual “; el agua es un recurso natural, vital para la supervivencia de la humanidad y de todas las especies en la Tierra. Necesitamos tener una concepción del agua como un “bien común” y no meramente un bien económico, cuya escasez puede desestabilizar regiones enteras.

El papa Francisco reconoce el agua –en su Encíclica “Laudato Si´”– como “recurso indispensable y derecho fundamental que condiciona el ejercicio de otros derechos humanos”, señala el sacerdote.

El agua siempre ha estado en el centro del desarrollo económico y social: “es vital” para mantener la salud, hacer crecer los alimentos, generar energía y crear empleos, mientras se sostiene el medio ambiente natural. Sin embargo, “está lejos de lograrse una gestión equitativa y justa del agua a nivel mundial”, advierte Mons. Jurkovič.

En la actualidad –sostiene Ivan Jurkovič– la competencia por el agua entre los diferentes usuarios de agua aumenta el riesgo de conflictos y de desigualdades continuas en el acceso a los servicios, con impactos significativos en las economías locales y en el bienestar humano.

La pobreza persistente, el acceso desigual al abastecimiento de agua y los servicios de saneamiento, el financiamiento inadecuado y la información deficiente sobre el estado de los recursos hídricos, su uso y manejo, imponen más restricciones a la gestión de los recursos hídricos y su capacidad para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.

Nuevos desafíos

Además, surgen “nuevos desafíos”, entre ellos: modelos de producción y consumo insostenibles que sobreexplotan los recursos hídricos; el cambio climático con sus consecuencias desastrosas en términos de escasez de agua y desastres naturales; y actores no estatales y grupos armados que mejoran la violencia utilizando el agua como arma para hacer sufrir a los enemigos y forzar el desplazamiento de comunidades enteras, ha advertido Mons.Ivan Jurkovič.

Es importante –indica el nuncio en la ONU– resaltar que los desafíos relacionados con el agua deben involucrar a todas las partes interesadas: internacionales, regionales, nacionales, locales, públicos y privados y la sociedad civil. Las decisiones de gestión que inciden en la distribución del agua también deben responder al criterio de justicia.

Mons. Ivan Jurkovič señala que los derechos humanos al agua potable y al saneamiento “deben ser promovidos de tal manera que las desigualdades existentes se reduzcan al mayor bienestar de los menos favorecidos”. Las asociaciones públicas y privadas pueden desempeñar un papel importante en el acceso al agua potable, en armonía con el papel principal del Estado, mientras que las organizaciones internacionales y regionales y las comisiones ad hoc podrían proporcionar el marco jurídico internacional más amplio.

Además, las ONG, la sociedad civil y las asociaciones podrían actuar a un nivel intermedio, mediando entre autoridades y representantes nacionales y locales. Los grupos locales y especialmente los pueblos indígenas deben participar en la búsqueda de soluciones adecuadas a sus necesidades y los conocimientos tradicionales pueden ser vitales para planificar los recursos hídricos o para encontrar soluciones a los problemas relacionados con el agua para garantizar la seguridad del agua en el siglo XXI.

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