(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 14 de septiembre de 2017).- El papa Francisco retomó este jueves, festividad de la Exaltación de la Cruz, la misa cotidiana en la capilla de la Residencia Santa Marta, suspendidas por la pausa del verano europeo.
En su homilía el Papa advirtió sobre dos tentaciones espirituales: pensar a un Cristo sin cruz, o sea solo como un maestro espiritual, y una cruz sin Cristo, vale a decir una especie de masoquismo espiritual.
El Santo Padre explica que la liturgia habla de la cruz como un árbol noble y fiel. Si bien reconoce que no siempre es fácil entender la cruz, la cual constituye un “misterio de amor”.
Señalando la explicación de Jesús a Nicodemo, el Papa indica que el Evangelio de hoy usa dos verbos: “subir” y “bajar”. “Jesús bajó del cielo para hacernos subir al cielo”.
San Pablo para explicarlo dice que “Jesús se humilló a sí mismo” haciéndose obediente hasta la muerte en la cruz. Y Francisco asegura que “solamente si logramos entender esta abajarse hasta el final, podremos entender la salvación que nos ofrece este misterio de amor”.
Así como la serpiente encantó a Eva, y en el desierto envenenó a los israelitas, así los Galatas fueron encantados “por la ilusión de un Cristo sin cruz o de una cruz sin Cristo”.
O “Un Cristo sin cruz que no es el Señor, sino un maestro y nada más”, lo que desata la ira de Pablo. La otra tentación es la cruz sin Cristo, la angustia de quedarse abajo, agachados, con el peso del pecado y sin esperanza”. Una especie de “masoquismo espiritual”.
“Hoy podemos tomarnos algunos minutos y preguntarnos: ¿Cristo crucificado es para mi un misterio de amor? Yo sigo a Jesús sin la cruz, como un maestro espiritual que llena de consolación, de consejos buenos? O sigo la cruz de Jesús lamentándome siempre, con ‘masoquismo espiritual?
Y Francisco concluye invitando a que el Señor nos dé la gracia “no digo de entender, pero de entrar” en este misterio de amor.
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