REFLEXIONES EN FRONTERAS, jesuita Guillermo Ortiz
Para la comunidad que reza en la preparación de la Navidad, emerge con fuerza en el Adviento la imagen austera de Juan Bautista, el primo de Jesús, que grita en el desierto: “Conviértanse, porque el reino de los cielos está cerca”.
El 04 de diciembre el Papa Francisco dijo que al reino de Dios no tenemos que esperarlo en el futuro. “Se ha aproximado y de algún modo está ya presente y podemos experimentar ya desde ahora su potencia espiritual”. Y explicó que la condición para entrar y ser parte de este reino es hacer un cambio en nuestra vida, es decir, convertirnos. “Convertirnos cada día, un paso adelante cada día. Es dejar los caminos cómodos pero engañosos, de los ídolos de este mundo: el éxito a toda costa, el poder a expensas de los débiles, la sed de riquezas, el placer a cualquier precio. Y abrir, en cambio, el camino al Señor que viene, Él no quita nuestra libertad, sino que nos dona la verdadera felicidad. Con el nacimiento de Jesús en Belén, es el mismo Dios quien ha venido a habitar entre nosotros, para liberarnos del egoísmo, del pecado y de la corrupción, y de estas actitudes, que son del diablo: buscar el éxito a toda costa, buscar el poder a expensas de los débiles, tener la sed de riquezas y buscar el placer a cualquier precio”. @jesuitaGuillo
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