(ZENIT – Roma).- “Una ética de la responsabilidad para la seguridad nuclear” que reemplace “la lógica del miedo” ha sido el tema tratado por mons. Antoine Camilleri, Subsecretario para las Relaciones con los Estados, en su intervención en la Conferencia Internacional sobre la seguridad nuclear organizada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en curso en Viena del 5 al 9 de diciembre.
“La lógica del miedo y de la desconfianza que encuentra su síntesis en la disuasión nuclear debe ser reemplazada por una nueva lógica de la ética global. Necesitamos una ética de la responsabilidad, de la solidaridad y de la seguridad colaborativa adecuada a la tarea de mantener bajo control el poder de la tecnología nuclear”, indicó el representante del Vaticano. Y que este “peso de la responsabilidad, por supuesto, recae más en aquellos Estados miembros con capacidad nuclear, en particular en los que tienen armas nucleares”.
Pidió también más protección física del material nuclear o radioactivo, contrariamente podrían registrarse consecuencias catastróficas. Así como protección de las amenazas internas y de los ataques informáticos a datos y estructuras sensibles.
El prelado recordó que el Papa Francisco en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015, había exhortado a la comunidad internacional a “empeñarse por un mundo sin armas nucleares, aplicando plenamente el Tratado de no proliferación, en la letra y en el espíritu, hacia una total prohibición de estos instrumentos”
Porque “la seguridad nuclear favorece la paz y la seguridad y por otro lado promueve el desarrollo social y científico a través de la aplicación de la tecnología nuclear con fines pacíficos, con el objetivo de fomentar el desarrollo sostenible, mejorando la agricultura, la gestión del agua y garantizando la nutrición y la seguridad alimentaria, el control de las enfermedades infecciosas y el compromiso para combatir el cáncer”.
Y si bien enumeró los notables progresos conseguidos en reforzar la seguridad nuclear, “no debemos darnos por satisfechos” porque “son limitados, insuficientes y a menudo ralentizados para prevenir la proliferación y avanzar hacia un mundo libre de armas nucleares”.
Al concluir, Mons. Camilleri precisó que la Santa Sede deseaba dejar constancia de que “es inútil hacerse ilusiones sobre la gravedad de los desafíos que enfrenta la comunidad internacional. Sin embargo, es precisamente debido a estos desafíos relacionados con la seguridad nuclear, por lo que la Santa Sede desea reiterar su apoyo a la OIEA mientras trata de desempeñar de una manera cada vez más eficaz, su papel indispensable en la defensa de la seguridad nuclear en el contexto de un compromiso más amplio para fortalecer la cooperación para la seguridad”.
Publicar un comentario