Enrique Villegas
Fue en 2017 cuando los obispos colombianos, luego de la visita del Papa Francisco al país, aprobaron por unanimidad el “Día Nacional por la Reconciliación” que desde entonces conmemora la Iglesia en ese país cada año, concretamente el 3 de mayo.
Este 2021 el “Día Nacional por la Reconciliación” coincidió con las movilizaciones sociales que surgieron como respuesta a una iniciativa de reforma tributaria por parte del presidente colombiano, Iván Duque, y que sustancialmente consistía en el aumento de recaudación fiscal.
Muy pronto las manifestaciones se sucedieron en diferentes ciudades del país, en pleno pico de la pandemia. Si bien la economía colombiana ya arrastraba atrasos que impactaban duramente el bolsillo de los colombianos, la crisis sanitaria no hizo sino agravar la situación (en 2020 la economía se contrajo un 6,8%).
Ante la polarización, los obispos de Colombia emitieron un comunicado, precisamente en el “Día Nacional por la Reconciliación”, insistiendo “en la necesidad de seguir orando por nuestra patria y de manera especial por la reconciliación, que se convierte en el camino principal para unir fuerzas en medio de las adversidades y alcanzar así la paz que tanto anhela y por la que tanto ha luchado el pueblo colombiano”.
Los obispos vuelven a proponer cuatro claves: 1. Tenemos necesidad de reconciliación; 2. No nos cansemos de orar por la reconciliación; 3. Hagamos un compromiso serio de reconciliación; y 4. Cultivemos, cuidemos y promovamos los valores que nos disponen a vivir la reconciliación.
La respuesta inicialmente dura contra los manifestantes por parte de la policía hizo que en los días sucesivos las protestas se incrementaran hasta llevar al presidente Duque a retirar la iniciativa. Sin embargo, el problema que intentaba superar la propuesta de ley deja al país con un problema que ya no es solo económico.
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