VATICANO, 10 Feb. 19 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco recordó este domingo 10 de febrero a Santa Josefina Bakhita e pidió ayudar a combatir la trata de personas y a denunciar los casos de esclavitud.
“Hace dos días, en la memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita se ha desarrollado la quinta ‘Jornada Mundial contra la Trata de Personas’. El lema de este año es ‘Juntos contra la Trata’”, señaló el Papa al finalizar el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Francisco, que repitió es lema junto con los fieles concentrados en la Plaza de San Pedro, animó a “no olvidarlo. Invita a unir las fuerzas para vencer este desafío. Agradezco a todos aquellos que combaten en este frente, en particular a tantas religiosas”.
“Hago un llamado, especialmente a los jóvenes, para que se sitúen afronten con decisión las causas de esta plaga y sean protectores de las víctimas. Todos podemos y debemos colaborar denunciando los casos de explotación y esclavitud de hombres, mujeres y niños”, señaló el Pontífice.
Explicó que “la oración es la fuerza que sostiene nuestro compromiso común”. Por ese motivo, invitó a rezar a todos los fieles presentes en la Plaza la oración a Santa Josefina Bakhita, distribuida por voluntarios en la plaza.
Se desconoce el lugar exacto de nacimiento de Santa Josefina, aunque hay evidencias de que habría nacido en el pueblo de Olgossa, Darfur, en 1869.
De pequeña, fue testigo junto con su familia del secuestro de su hermana por parte de traficantes de esclavos. Ella misma fue secuestrada por esclavistas cuando tenía nueve años y vendida en un mercado de esclavos.
Intentó escapar en varias ocasiones, pero nunca lo consiguió. Sufrió humillaciones y torturas, sobre todo de su cuarto amo, cuando tenía 13 años. Fue tatuada a la fuerza y mutilada.
Bakhita fue vendida por quinta vez y entregada al comerciante italiano Calixto Leganini en 1882, y por primera vez recibió un trato bueno.
“Esta vez fui realmente afortunada –escribió Bakhita– porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad”.
En 1884 Leganini se vio obligado a dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita se negó a dejar a su amo, y consiguió viajar con él y su amigo Augusto Michieli a Italia.
La esposa de Michieli los esperaba en Italia y, sabiendo la llegada de varios esclavos, exigió uno, y se le entregó a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.
En 1888 cuando la familia Michieli compró un hotel en Suakin y se trasladaron para allá, Bakhita decidió quedarse en Italia.
Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, tras ser aconsejadas por las hermanas. Esta congregación fue fundada en 1808 con el nombre de Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, pero son más conocidas como Hermanas de Canossa.
Recién en el Instituto, Bakhita conoció al Dios de los cristianos y fue así como supo que "Dios había permanecido en su corazón" y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, "pero recién en ese momento sabía quién era". Recibió el bautismo, primera comunión y confirmación al mismo tiempo, el 9 de enero de 1890, por el Cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.
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