VATICANO, 15 Nov. 16 (ACI).-
A pocos días de concluir el Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco quiso saludar a un grupo de peregrinos de los Países Bajos que celebraron el final de su viaje a Roma con una Misa en la Basílica de San Pedro.
El Papa Francisco llegó al final de la celebración y les dedicó unas palabras. Explicó que gracias a la misericordia “nosotros experimentamos la bondad salvífica de Dios en de modo particular en el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación”.
“La confesión es –continuó– el lugar en el que se recibe como don el perdón y la misericordia de Dios”. Aquí “ha iniciado la transformación de cada uno de nosotros y la reforma de la vida de la Iglesia”.
“El Año Santo nos hace entrar todavía más en la relación con Jesucristo, rostro de la misericordia del Padre” y recordó que “los hombres y las mujeres de hoy tienen sed de Dios y tienen sed de su bondad y de su amor”, añadió.
Francisco manifestó que “no llegamos nunca a entender este gran misterio del amor de Dios”. Es la fuente de nuestra salvación: todo el mundo, todos nosotros tenemos necesidad de la misericordia divina. Ella nos salva, nos da la vida, nos recrea como verdaderos hijos e hijas de Dios”.
Por último, les animó a abrir “los corazones” y a dejarse “plasmar por la misericordia de Dios” e invitó a dejarse abrazar “por el Padre misericordioso que nos ofrece siempre su perdón". Así “seréis capaces de testimoniar su amor en la vida de cada día”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 15 de noviembre de 2016
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