(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha asegurado que es necesario eliminar con decisión “todo impedimento de carácter mundano que hace difícil a un largo número de fieles el acceso a los Tribunales eclesiásticos”. Cuestiones de tipo económico y organizativo –ha aseverado– no pueden constituir un obstáculo para la verificación canónica sobre la validez de un matrimonio.
Así lo ha explicado en su discurso durante la visita el Tribunal Apostólico de la Rota Romana donde se ha reunido con los participantes del Curso de formación para los obispos sobre el nuevo proceso matrimonial.
De este modo, el Papa ha señalado que este curso subraya cuánto los obispos, al ser constituidos en la ordenación como “maestros de fe”, tenga la necesidad de aprender continuamente. Asimismo, ha recordado que la “inculturación” del Evangelio se funda precisamente en este principio que ve unidas “la fidelidad al anuncio evangélico y su comprensión y traducción en el tiempo”.
Además, el Papa ha subrayado que la atención a las personas “es el motivo teológico y eclesiológico que subyace en este curso de formación”. Las salud espiritual –ha indicado– de las personas confiadas a nosotros constituye el fin de toda acción pastoral.
Por otro lado, el Pontífice ha señalado que en la óptica de una sana relación entre justicia y caridad, “la ley de la Iglesia no puede prescindir del principio fundamental de la salus animarum”.
Los tribunales eclesiales –ha recordado el Papa– están llamados a ser expresión tangible de un servicio diaconal del derecho en lo relacionado con este fin primario.
En esta perspectiva, “la Iglesia camina desde siempre, como madre que acoge y ama, con el ejemplo de Jesús Buen Samaritanos”, ha añadido. Iglesia del “Verbo Encarnado”, se “encarna” en las situaciones tristes y dolorosas de la gente, se inclina sobre los “pobres” y sobre los que “están lejos de la comunidad eclesial” o se consideran fuera de ella por su “fracaso conyugal”. Aún así, ellos “son y permanecen incorporados a Cristo en virtud del Bautismo”.
Por ello, ha explicado Francisco, “nos corresponde a nosotros” la seria responsabilidad de ejercitar el munus, recibido por Jesús divino Pastor “médico y juez de las almas”. Estamos llamados –ha afirmado el Pontífice– a no excluir de nuestra ansia pastoral, sino dedicarnos a ellos y a su situación irregular y sufrida con todo tipo de cercanía y caridad.
También ha considerado que el encuentro han llevado las solicitudes y preguntas que surgen en el ámbito de la pastoral matrimonial de las diócesis y tales instancias “requieren respuestas y medidas no siempre fáciles”. Pero se ha mostrado segura de que estos días de estudio les ayudarán a “concretar la actitud más oportuna a las distintas problemáticas”.
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